Ha comenzado a circular un video en las redes sociales en donde se aprecia al Secretario de la Defensa Nacional sentado en su despacho,
diciendo que “en el momento en que el Señor Presidente nos da la orden o instrucción de cuidar los derechos humanos, de no violentar los derechos humanos, de no hacer lo que a lo mejor realizamos de una manera que nos llevó a tener algunos problemas, no podemos volcar la fuerza hacia un ciudadano. Así sea un delincuente, tenemos que respetar los derechos humanos”.
Como profesional del periodismo y con una trayectoria cercana a los cincuenta años de desempeñar mi profesión, es la primera vez que escucho a un militar tratar de esconder la vergüenza a la que se ve obligado por el Presidente de la República, quien además detenta la jefatura de las fuerzas armadas, señalando a los ciudadanos que no se pueden violentar los derechos humanos de los delincuentes, por el contrario, la orden es cuidar esos derechos humanos de quienes violentan los derechos humanos de los ciudadanos, que mantenemos con el pago de impuestos el aparato burocrático del Estado, donde se incluye el salario del Presidente y del propio Secretario de la Defensa Nacional.
De forma escueta, quizá por la vergüenza del papel que le piden asumir, señala que no pueden volcar la fuerza hacia un ciudadano, así sea un delincuente, “tenemos que respetar los derechos humanos”. Caray, nunca espere observar a quien tiene el importante encargo de velar por la seguridad del país haciendo una declaración de este tipo que contraviene cualquier razonamiento sobre el tema, porque pareciera que esta circunstancia es el otorgamiento expreso de la impunidad a la delincuencia de todos los rincones de este país.
Como simple ciudadano siento vergüenza al observar el semblante del General Secretario de la Defensa Nacional, al intentar justificar de una manera estúpida la instrucción de un sujeto que, por desgracia, alcanzó el poder para mostrar y demostrar que es distinto a los demás, y que utiliza mecanismos contrarios al entendimiento para justificar su cantaleta de que “ya no son los tiempos de antes porque nosotros somos diferentes”. Como mexicano estoy consciente de que efectivamente el señor López Obrador es diferente, porque es el principal líder del Cartel del Estado Mexicano.
Así de simple, Andrés Manuel López Obrador es el líder del Cartel del Estado Mexicano, porque él ha convertido su investidura en la vergüenza de la mayor parte de los mexicanos que ahora observamos estupefactos, su distorsionada concepción de lo que es el bien y el mal, lo que quiere decir que al señor Presidente le importa más el bienestar de los delincuentes que el de los ciudadanos. Y lo peor de todo es que si nosotros intentamos acudir a la defensa propia, seguramente pasaremos una gran cantidad de años por defender nuestro patrimonio, o nuestras vidas, o las de nuestros familiares.
Hoy la vida de los delincuentes vale más que cualquier mexicano de bien, que trabaja todos los días para seguir engrandeciendo esta patria que el señor López Obrador ha destrozado, y cuyos bienes materiales, que cuesta mucho alcanzarlos, ahora tendrán que estar a la disposición de la delincuencia porque así lo mandata quien juró desempeñar fielmente el cargo de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, y defender y guardar la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. El mundo al revés de un sujeto desquiciado que tanto daño le ha estado causando al país. Al tiempo.
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Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.