No es por intrigar, pero después de poner en funcionamiento la estrategia de “Abrazos no Balazos” pareciera que algo le falta para complementarla
ya que los crímenes se han intensificado en las últimas semanas, y eso habla de que la estrategia diseñada por el inquilino de Palacio Nacional no ha estado funcionando de manera adecuada por lo que en las siguientes semanas habrán de realizarse algunos ajustes con extremo cuidado, para no echar a perder tanto trabajo que ha costado ponerla en funcionamiento.
Y no se trata de cualquier nimiedad, por el contrario, ante los resultados obtenidos, en Palacio Nacional han decidido que esos ajustes de los que se ha hablado en las últimas semanas tienen que ser precisos y con un alto grado de conocimientos de quienes la han diseñado para evitar que la criminalidad siga siendo el principal dolor de cabeza para los mexicanos de todas las latitudes, que por más que han buscado abrazar a los impolutos miembros de la delincuencia organizada, no han logrado establecer contacto con ellos.
Y es que esa circunstancia tiene muy preocupado al inquilino de Palacio Nacional, ya que sus más avezados estrategas no alcanzan a comprender que es lo que ha faltado para que la estrategia funcione de manera expedita, y los mexicanos dejemos de tener tantos dolores de cabeza para alcanzar el ideal que nos ha dictado la Cuarta Transformación en el sentido de procurar que los delincuentes se sientan cómodos con nuestro afecto, cariño, reconocimiento, pero sobre todo, con el ánimo de ayudarles a lograr sus nobles propósitos.
Y es que ante la eventualidad de que hasta ahora se han inscrito pocos voluntarios para acudir a los lugares donde la delincuencia organizada suele establecerse, no queda otro camino que ser proactivos y demostrarle al impoluto inquilino de Palacio Nacional que creemos fielmente en que dicha estrategia logrará alcanzar el propósito de disminuir la violencia que hasta ahora nos tiene y mantiene ocupados, tratando de que nuestros familiares cercanos se apersonen de manera física y abracen a todos y cada uno de los respetables miembros del crimen organizado.
El problema es que la fuerza de voluntarios para la repartición de los abrazos a los principales cabecillas del crimen organizado, a pesar de que ha sido harto numeroso, no se ha podido construir una estrategia para lograr establecer un espacio lo bastante amplio para que podamos llevar a cabo, y con todo el éxito posible, ese multitudinario abrazo en el que los mexicanos hagamos entender a los miembros de la criminalidad que pese a que hemos tenido que lamentar algunos homicidios, estamos dispuestos a abrazarlos para desearles éxito en su trabajo. Ojalá pudieran prestarnos el Zócalo Capitalino para tal efecto.
De ahí que muchos mexicanos hayan solicitado a este periodista ser el intermediario para que en un acto de congruencia del Primer Mandatario, Don Andres Manuel López Obrador, llame a los principales capos de la delincuencia organizada a una reunión de emergencia para que salgan a la plancha del Zócalo De la Ciudad de México y los abracemos con la mayor efusividad posible, y decirles que estamos muy complacidos por el desarrollo de su trabajo de mantener a este país en vilo por esa heroica actividad que han puesto para seguir alimentando la cifra de muertos. Tienen razón, tenemos que disminuir nuestra capacidad de sobrepoblación que existe en todas las latitudes de este bendito país. Una vez consumado el acto, que nuestro guía moral nos señale cuál es el paso siguiente y como lo organizaremos. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.