Sin lugar a duda la Iglesia Católica sigue siendo una organización muy fuerte y con un enorme número de sucursales
en cada poblado de este gran país. Hasta ahora los miembros de la religión católica habían venido manteniendo silencio acerca de las acciones y las decisiones que ha venido ejerciendo el Gobierno Federal que encabeza Andres Manuel López Obrador, pero ante su decisión de intentar destruir al Instituto Nacional Electoral, que hasta ahora ha sido el garante de la estabilidad social por la alta credibilidad que le dispensamos los ciudadanos en sus tareas.
Desde hace mucho tiempo y durante varias veces el Presidente de la República ha estado acechando al Instituto Nacional Electoral disminuyéndole el presupuesto, y denostando desde el “Púlpito Mañanero” a sus principales integrantes, por lo que amplios sectores poblacionales han comenzado a observar con gran preocupación las presuntas intentonas del establecimiento de una tiranía populista, como la ha ambicionado siempre el inquilino de Palacio Nacional, y que ahora busca apretar el laso en esa dirección porque está a menos de dos años de entregar el poder.
Ha sido tan cínico para mostrar sus ambiciones de poder, que incluso en un recorrido por en el Estado de Guerrero, le dio por proponer una reforma a la Constitución para ampliar su periodo presidencial, y de paso recordó aquella frase de Vicente Fernández: ““si ustedes no dejan de aplaudir, yo no dejare de cantar”, con lo que buscaba que los asistentes le manifestaran el apoyo para sus ambiciones personales de reelegirse por quien sabe cuántos años, y despojándose de la careta de estadista en la que siempre escondió sus bastardas ambiciones.
Si lo que en realidad busca es mantenerse en el poder, no faltará la unidad de las voces ciudadanas con la finalidad de establecer redes en defensa de la democracia que seguramente surgirán como la espuma en todas las latitudes de este aun maravilloso país. En lo personal creo que el presidente de la República está midiendo equivocadamente su popularidad, porque una cosa es esa circunstancia, y la otra es que los mexicanos decidan apoyar sus pretensiones de mantenerse de manera ilegítima en el poder.
Y ante las andanadas verbales que ha seguido sosteniendo en contra de los integrantes del Instituto Federal Electoral, los mexicanos podemos tener la seguridad de que se le hace tarde para destruir a la autoridad electoral, lo que motivó un pronto posicionamiento de la Conferencia del Episcopado Mexicano al emitir un pronunciamiento para rechazar cualquier intención de afectar a los órganos electorales. Y claro que desde luego manifestó su desacuerdo con el posicionamiento de la Iglesia Católica que considero regresiva la propuesta de Reforma Electoral.
En lo personal creo que, ante la valentía de los miembros de la Iglesia Católica, los mexicanos debiéramos recordar las primeras estrofas del Himno Nacional que dicen: “mexicanos al grito de guerra” y obrar en consecuencia con amplias movilizaciones para detener las ambiciones del inquilino de Palacio de convertirse en uno más de los dictadores de la corriente populista que por desgracia ha empobrecido a la mayor parte de las naciones del hemisferio. Mexico no puede ni debe caer en las garras de esa corriente populista que ha destrozado a la mayor parte de las naciones del Continente Americano. Andrés Manuel López Obrador ha enseñado el rostro de la tiranía. ¿Tendremos el valor los mexicanos de enfrentar sus ansias de convertirse en dictador? Por mi parte, diré que esta es mi patria, y que estoy dispuesto a defenderla. Así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.