Sin lugar a duda la maldad es parte importante del perfil patológico del presidente de la República.
Siempre ha tenido un profundo odio contra quienes no se adhieren a sus dictados y más contra quienes de una u otra forma emitimos opiniones acerca del fenómeno político que ocurre desde su arribo al poder presidencial. La siembra del odio ha alcanzado a muchos periodistas que hemos sido defenestrados desde el púlpito mañanero, y algunos separados de los medios en que durante mucho tiempo laboramos por instrucciones precisas de Jesús Ramírez Cuevas, quien trabaja de vocero en el actual gobierno, y se dio a la tarea de diseñar la lista de periodistas adversos a la mal llamada Cuarta Transformación, que a decir de muchos opinadores se ha convertido en una lamentable regresión.
Lo que nunca previeron es que los mecanismos de la comunicación de hoy son distintos, y por fortuna las redes sociales se han convertido en el principal mecanismo para llegar a toda clase de públicos. Bien señalaba alguna vez el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien pululaba por todos los rincones del país sembrando el odio contra los gobernantes de todas las militancias y de todas las edades y géneros, cuando dijo aquella frase que todos recordamos: “Benditas Redes Sociales”, y no se equivocó, porque fueron indispensables para su arribo al poder. Hoy esas redes sociales se encargan de reseñar los excesos desde el poder y la forma en que se conduce al país.
Lo voy a decir muy severo, es posible entender a una enfermedad como un proceso patológico, pero los especialistas van más allá, porque señalan que es posible entender a una enfermedad como un proceso patológico, si, y este implica un origen etiológico, una respuesta a dicha causa que se conoce como patogenia, es decir, ciertas alteraciones fisiológicas derivadas de la reacción y una expresión clínica, con cambios en las estructuras de las células u otras alteraciones. Para decirlo mejor, según los especialistas la patología tiene características de enfermedad. Y en materia psicológica se refiere al comportamiento anormal o no típico causado por una enfermedad mental o física.
En lo personal no creo que el presidente de la Republica tenga una enfermedad de este tipo, y mucho menos como se asevera en el sentido de que los olvidos que tiene son parte de ese problema médico al que han advertido algunos comentaristas, porque hasta ahora los mexicanos no conocemos estudio alguno que haya sido dado a conocer, y lo único que sabemos es que su corazón sigue siendo uno de sus órganos más dañados. Y esto ha motivado, según algunos cometarios en los pasillos del poder, que las conferencias mañaneras son una de las partes más importantes de su gestión al frente del poder, pero también es verdad que ya no hace recorridos como antaño por diversas partes del país porque le agobia el cansancio.
Pero esa circunstancia no le ha impedido ir varias veces a la zona donde Joaquin Guzmán Loera fincó uno de los imperios de la droga más fuertes del Continente Americano, aun cuando hay que señalar que la cocaína viene desde Sudamérica porque en este país no existen plantíos de coca, aunque autoridades mexicanas tienen registro de algunos sembradíos que se realizaron, seguramente como un experimento, en una zona cerca de la frontera de Chiapas con Guatemala en el año de 2014. Llegar a las “Quebradas”, la zona que delimita a Sinaloa con Durango no es fácil, porque la naturaleza es muy intrincada en esa región, y es ahí donde presuntamente vivía y se resguardaba Joaquin Guzmán Loera.
Hoy el heredero Iván Archivaldo Guzmán sigue siendo quien está a la cabeza del Cartel de Sinaloa, y quien toma determinaciones a decir de algunos especialistas, es Ismael Zambada Garcia, a quien apodan “El Mayo”, que hasta ahora nadie ha logrado fotografiar recientemente, y se ha convertido en una leyenda en la zona de las “quebradas”. Nadie sabe dónde vive, nadie sabe dónde se esconde, pero tiene la particularidad de que sigue siendo el hombre más respetado a pesar de que no esta a la vista desde hace muchos años. La pregunta que todos los periodistas y la mayor parte de los mexicanos nos hacemos es: ¿A que va tanto Andres Manuel López Obrador a la zona en la que viven los más grandes criminales de este país? ¿Tiene pactó con ellos? ¿Ellos le ayudaron con grandes cantidades de dinero para hacer campaña durante más de quince años? Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.