Sin lugar a duda Andrés Manuel López Obrador le importa un pito donde coloca el honor de este país. Pero creo que
ni siquiera sabe lo que significa el honor porque nunca lo ha tenido. No es un hombre de honor, es un aventurero político que llegó a la Presidencia de la República por una de esas etapas en que los mexicanos han elegido mal a sus mandatarios, y somos los mexicanos de todas las latitudes quienes pagamos las equivocaciones que cometemos cuando de ejercer la democracia se trata.
Su regocijo por unirse a los sátrapas del Continente ha sido evidente desde hace mucho tiempo, pero en este país no volverá a asentarse una dictadura como a la que aspira simplemente porque los mexicanos tenemos una amplia historia en la que hemos derrotado a los que pretenden establecer una dictadura. Con la de Porfirio Díaz Tuvimos, y quizá también con la que ejerció el “Priato” durante muchos años en los que los Mandatarios pensaban que ellos eran la encarnación de la patria y la egolatría los hizo cometer muchos desastres. Pero también hay que señalar que tuvimos hombres que supieron comportarse como lo que eran, es decir, los representantes de la nación.
Muy pocos de nuestros mandatarios alcanzaron a considerarse “estadistas”, y mucho menos lo hará Andrés Manuel López Obrador, quien parece más un sátrapa, que no es otra cosa que una persona que gobierna despótica y arbitrariamente, y que hace ostentación de su poder. En lo personal creo que nunca alcanzará siquiera a que su registro en la historia de este país se le mencione como un hombre que haya realizado un bien a los mexicanos, porque hasta ahora el saldo ha sido el de un sujeto caprichoso y totalitario.
Y habrá que decir que muchos de nuestros anteriores mandatarios no resultaron lo que nosotros pensamos a la hora de emitir nuestro sufragio, y que lo peor de todo es que cuando los pueblos se equivocan el desastre es la consecuencia, y hasta ahora el desastre ha estado presente en el mandato de quien ahora se piensa un estadista, y que tiene la estatura suficiente como para convertirse en el mejor mandatario de las últimas décadas. Pero la realidad se observará cuando los mexicanos de todas las latitudes tengamos que juzgar los resultados de su gestión.
Andrés Manuel López Obrador nunca tendrá ni siquiera la estatura de alguno de los mandatarios de la posrevolución porque no cuenta con las virtudes de muchos de ellos, y hasta ahora lo único que ha conseguido exitosamente es el incremento brutal de la pobreza en diversos sectores poblacionales. Aquel que tanto hablo de la reivindicación de los pobres ha dado muestras de una voracidad brutal para alzarse con los caudales públicos que pertenecen a todos los mexicanos, y ha sido tanto el cinismo de sus hijos, que lograron extorsionar con treinta millones de dólares a los líderes petroleros.
Condecorar al sátrapa que gobierna Cuba y que sigue matando de hambre a su pueblo, y encarcelando a quienes osen pescar en los confines de la Isla, cuando tienen la necesidad de darle de comer a sus hijos, habla de la naturaleza tiránica de quien por ahora detenta la Presidencia de la República. El año y medio que le queda como Mandatario, se convertirá en un calvario para los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país que por fortuna seguirá siendo el Mexico que hemos construido todos, pese a la destrucción de Andrés Manuel López Obrador. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.