El lavadero del Bienestar

Quienes conocemos a Andres Manuel López Obrador de atrás tiempo, podemos decir y predecir lo que hará y lo que

seguirá haciendo cuando de alcanzar sus más bastardas ambiciones se trata. Muchos hombres y mujeres encumbrados en este país hacían señalamientos en cuanto al peligro que el tabasqueño representaba para los mexicanos, y por desgracia tenían razón. El tiempo ha corroborado esos temores que mostraban, quienes desde le cercanía se atrevieron a decir y predecir las conductas que asumiría en el caso de alcanzar el poder.

Su capacidad destructiva sigue intacta, y hasta ahora no hay nadie entre sus más cercanos colaboradores que le ponga un freno y le aconsejen que asuma con mayor responsabilidad el destino de los mexicanos. Y tampoco hay quien le diga algo porque es el presidente de la República, y él sigue pensando en sus más recónditos momentos que merece el pedestal que ha alcanzado y que estará para la posteridad entre los hombres más apreciados por sus obras al frente de la Nación. Pero “El lavadero del Bienestar” ha sido el mecanismo para saquear las arcas públicas

Lo que no ha entendido es que nunca alcanzará la estatura o la talla de un estadista, es más, quizá compita con Victoriano Huerta, porque ha provocado miles y quizá millones de muertes de mexicanos de todas las latitudes de este país durante lo más álgido de la pandemia del Coronavirus, así como aquellos que perecieron por las balas de la delincuencia organizada, esa que tanto ha protegido y que incluso han estado con el en Palacio Nacional. El cinismo en todo su esplendor y la mendicidad en todo lo alto de su desgraciada gestión.

Por lo pronto los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación han dado una muestra de valentía al exhortar a quien conduce los destinos de este país, a que recupere la cordura como Presidente de la República, a la vez que a respetar a uno de los Poderes de la Unión, y que recuerde que él es el Presidente de la República, y en función de su encargo no puede por ningún motivo agredir a los integrantes de otro de los Poderes de la Federación, como ocurrió en la quema en su mitin de apoyo, de una figura que representaba a la Ministra Presidente del Poder Judicial Federal.

Las manifestaciones de Odio contra la ministra presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación muestra la pequeñez de su estatura moral como ser humano, y ni que decir de sus acciones que hasta ahora sigue manteniendo para dividir a los mexicanos entre liberales y conservadores, buscando la confrontación como hace poco menos de doscientos años, y que produjo innumerables muertes por toda la geografía patria, lo mismo que ocurre ahora con su cercanía con el crimen organizado.

Sin lugar a duda es el peor presidente de la República que ha tenido este país, y lo más patético es que nunca podrá cambiar la historia y su gestión será registrada o como una de las administraciones más sangrientas que han existido. El sitial que seguramente le será adjudicado en el juicio de la historia será similar al régimen de Victoriano Huerta. Bien dicen por ahí que al final del camino cada quien obtiene lo que merece, y por lo que respecta a Andres Manuel López Obrador, por sus propios merecimientos será un sátrapa más, y eso quiere decir que es una persona que gobierna despótica y arbitrariamente haciendo ostentación de su poder. Así de simple. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.