Sin lugar a duda el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha entregado ese México que tantas
generaciones hemos construido, a las distintas expresiones del crimen organizado, quienes hasta ahora son las que disponen de la vida y obra de los mexicanos en todas las latitudes de este aún maravilloso país. Nunca nadie esperaba que esto ocurriera con el hombre que todo lo prometió, y que llenó de esperanza a la mayor parte de los hombres y mujeres que encendieron la flama de la mal llamada Cuarta Transformación.
Los resultados de la gestión encabezada por Lopez Obrador hablan por sí mismos, y lo peor es que sigue manteniendo el engaño en amplios sectores poblacionales a los que mantiene como rehenes de las dádivas institucionales, y quienes por necesidad tienen la obligación de formar y conformar ese frente de engaños que hasta ahora ha mostrado que ni es transformación, y mucho menos un gobierno cercano a la gente y a sus necesidades, porque todo lo concentra y entrega migajas en los grupos vulnerables.
López Obrador necesita seguir entregando dinero para mantener su cuota de votos que, en la siguiente elección, y seguramente disminuirá drásticamente porque los mexicanos han entrado en una fase de reclamos por los nulos resultados, y la regresión que como país productivo ha propiciado por sus desplantes populistas de entregar dinero para mantener su popularidad. Lo cierto es que nunca habrá el suficiente dinero en las arcas públicas para satisfacer al menos las necesidades mínimas de los millones de hombres, mujeres y niños que han caído en las garras de la pobreza por la carencia de oportunidades.
Y no se trata de denostar al inquilino de palacio, porque con sus hechos y sus desplantes populistas ha entrado en un cinismo rampante que indica que poco le importa lo que se piense de él o de sus hechos, porque al final del día tiene la seguridad de que los rehenes de las dádivas institucionales lo seguirán apoyando. Nunca habrá dinero en suficiencia para mantener esas dádivas, y la banda de los pobres sigue ensanchándose porque hasta ahora no existen oportunidades reales para satisfacer la mano de obra que por ahora no encuentra ocupación.
Si de algo podemos culpar al inquilino de Palacio, es de haber provocado un grave retroceso en el sector productivo del país, y los pobres son tan miserables que ni siquiera se han dado cuenta de su condición, y muchos de ellos siguen manteniendo el apoyo al inquilino de Palacio porque siguen creyendo en el engaño, y en la traición que el propio Mandatario les ha tendido. La muestra fehaciente de su maldad es la visita que le hicieron sus hijos en Palacio Nacional hace algunos días, donde fueron vistos en camionetas último modelo y blindadas, cuando el mismo ha pedido a los mexicanos austeridad.
Pero de eso están hechos los populistas que por desgracia han condenado a la pobreza a los hombres y mujeres que gobiernan en la mayor parte de este Continente. De lo que sí podemos tener certeza los mexicanos es de que el nivel cultural de nuestro pueblo ha sido el contrapeso para diferenciar lo bueno de lo malo de esa perniciosa doctrina que ha empobrecido a la mayor parte de las naciones del hemisferio. Pero habrá que señalar que, si los partidos de la oposición no conforman un frente amplio, poco se podrá hacer para erradicar la perniciosa forma de gobierno que ha empobrecido al Continente. Lo que puedo decir es que hasta ahora Enrique de la Madrid ha hecho su tarea, y ojalá haya muchos que se sumen a un esfuerzo mayoritario para salvar al país. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.