En un país como este, donde las libertades han seguido vigentes porque así lo hemos decidido los mexicanos de
todas las latitudes de este maravilloso país, hoy por desgracia estamos frente a una de las etapas más difíciles a causa de las ambiciones de control que ha venido imponiendo Andrés Manuel López Obrador, quien hasta ahora pareciera que su principal empeño es la destrucción de las instituciones y nuestra forma de gobierno, para sumirnos en la obscuridad de los regímenes populistas donde la pobreza es la constante, la tiranía el modelo de vida, y la eternización de aquellos que por desgracia detentan el poder.
Las ambiciones de la clase encumbrada que desde hace algunos años ha acompañado a Andres Manuel López Obrador, ha sido manifiesta en estos más de cuatro años en los que por desgracia nos han pretendido someter a un régimen similar al de las dictaduras venezolana, cubana y nicaragüense. Hasta ahora el Mandatario mexicano está más cercano a Miguel Díaz Canel, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, que a los mexicanos de todas las latitudes que votaron por el tabasqueño a causa del hartazgo de los gobiernos tricolores y blanquiazules.
Mexico está viviendo momentos de agobio y de grandes riesgos a causa de las ambiciones personales de quien por ahora detenta el poder, y quien aspira a mantenerse indefinidamente en Palacio Nacional porque su ideal es pertenecer a los regímenes totalitarios que hasta ahora se han enquistado en el poder simplemente porque han corrompido a los militares, lo que también ha ocurrido aquí desde el momento en que Andres Manuel López Obrador copto a los principales mandos a través de dádivas y negocios como el Tren Maya.
Ojalá los mexicanos de todas las latitudes comprendieran la encrucijada en que está en estos momentos el país, porque son momentos de definiciones y de lucha para evitar que nos convirtamos en rehenes de las ansias totalitarias de Andres Manuel López Obrador, quien ha venido consolidando un modelo de país de forma autoritaria y en el que la democracia no tiene cabida. Para decirlo más claro, la encrucijada en la que estamos inmiscuidos los mexicanos no es una más de nuestras etapas de definiciones, es la defensa de nuestra democracia y de nuestras instituciones.
A Andres Manuel López Obrador se le hace pequeño el tiempo para instaurar una feroz tiranía como las que existen en la mayor parte de los países del hemisferio, y no cejara en ese empeño porque el piensa que sus ambiciones de poder son más grandes que la decisión de los mexicanos para preservar nuestro modelo de vida, pero principalmente nuestras libertades, esas que hasta ahora nos han mantenido cohesionados, y con una sociedad que ha sabido responder al paso de los tiempos para preservar esa libertad de la que hemos gozado siempre.
Ante los intentos de Andres Manuel López Obrador por manipular al Instituto Nacional Electoral, los ciudadanos hemos ratificado nuestra vocación por la libertad y la defensa de nuestras instituciones, como lo es la autoridad electoral, esa que sigue planeando debilitar para imponer su visión totalitaria y perpetuarse en el poder. Lo peor de todo, y lo más cínico es la pretensión de que el siguiente mandatario sea Adan Augusto López y después el hijo mayor, ese al cual llaman Andy, y que ha sido uno de los mayores operadores para trasladar el dinero que se han robado, a los paraísos fiscales de Houston y Dubai. Hay que decirlo con todas sus letras, Andrés Manuel López Obrador no tan solo quiere una tiranía, quiere ser el dueño del país. Así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.