Sin lugar a duda el propósito de Andres Manuel López Obrador es la continuidad del régimen que ha encabezado
y que hasta ahora ha tenido magros resultados en el combate a la pobreza, que fue su bandera durante muchos años cuando pululaba por todos los rincones del suelo patrio. Habrá que señalar que la pobreza en sus citas discursivas caló hondo en los sectores más desfavorecidos de este país, y por consecuencia la promesa de que cuando él llegara a la Presidencia de la República las cosas cambiarían diametralmente para erradicar la pobreza.
Hasta ahora lleva a más de cuatro años al frente del Gobierno Federal sin que la circunstancia de los hombres y mujeres en situación de pobreza haya cambiado. Lo peor de todo es que los índices de pobreza no tan solo no han disminuido, sino que han crecido. La pobreza en este país se relaciona con la nutrición, agua potable, vivienda, atención de la salud, seguridad social y mental, calidad y servicios básicos en la vivienda, ingresos, empleos y Cohesión social, y estos parámetros se dividen en dos categorías: pobreza moderada y extrema.
El Presidente de la Republica hasta ahora cuenta con una mayoría en la Cámara de Diputados, y podemos tener la seguridad de que intentara alzarse con el control total de una u otra manera porque su principal misión es que el Movimiento de Regeneración Nacional alcance el triunfo en la elección venidera para seguir conservando la Presidencia de la República, aunque también habrá que decir que hasta ahora su popularidad ha disminuido drásticamente por su empecinamiento de controlar a los Tres Poderes de la Union.
Por lo pronto el conflicto mayor en las siguientes semanas será el empecinamiento del presidente de la República por imponer una nueva reforma electoral que hasta ahora está en discusión en la Camara de Diputados, a la vez que ha arreciado sus críticas contra el Instituto Nacional Electoral que hasta ahora le estorba en su propósito de alzarse con el poder total del Estado Mexicano. Por fortuna hasta ahora no ha podido y no podrá controlar al Instituto Nacional Electoral a pesar de que ha estado imponiendo elementos que presuntamente obedecerán calladamente sus decisiones.
Pero sus ataques no cesarán, y hace unos días desde el Palacio Nacional lanzó una severa crítica al Instituto Nacional Electoral señalando que esta institución alberga “una burocracia dorada y una casta divina” a la vez que también arremetió contra otros organismos señalando que son una casta de mantenidos y buenos para nada, pero que el motor del cambio es el pueblo, ese ente amorfo que siempre señala en sus alocuciones cargadas de rencor que emite un día y otro también.
Andres Manuel López Obrador siempre ha pretendido el poder porque se siente un predestinado para encabezar durante el tiempo que él desee la marca de la casa pensando que los mexicanos somos idiotas y que podría encabezar un régimen totalitario al más puro estilo de Nicolás Maduro y Díaz Canel. Los mexicanos no somos tontos, y las luchas que hemos encabezado están en las páginas de nuestra historia. Un aventurero del poder nunca podrá someter y sojuzgar a más de ciento veinte millones de mexicanos. Que quede claro. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.