En el recuento de los daños de la pandemia del Coronavirus, habrá que señalar que muchas muertes pudieron ser evitadas
si el presidente de la Republica hubiera tenido un poco de interés en conservar la salud de los mexicanos. Y por mucho que no se quiera aceptar desde la esfera oficial, el hecho real es que la irresponsabilidad de Andres Manuel López Obrador fue brutalmente lesiva no tan solo en la salud pública, sino en la cantidad de decesos que se propiciaron por su mendicidad de adquirir tarde los elementos necesarios para inocular a los mexicanos. “No pasa nada, hay que abrazarse, eso es bueno para que funcione el “detente” y no nos enfermemos”. Así de simple la irresponsabilidad del inquilino de Palacio, y a quien debemos una considerable cantidad de mexicanos que perdieron la vida.
Al tiempo la irresponsabilidad de Andres Manuel López Obrador será uno de los episodios más obscuros de la historia reciente en este país. Minimizó la pandemia, hizo recomendaciones absurdas como el que no pasaba nada y que podríamos seguir abrazándonos y saliendo sin problema porque ese “detente” que salió de su mezquindad provocó muchas muertes. Cuando un Mandatario señala algo, la mayor Parte de los mexicanos le cree porque saben que habla con la verdad y tiene que guiar al pueblo en esos momentos de agobio. Pero el idiota de Palacio solamente atinó a señalar que no había problema y que podríamos salir sin riesgo alguno.
Después vendría la estupidez de que “no mentir, no robar y no traicionar”, ayudaba mucho para que no nos enfermáramos con el coronavirus, y que el escudo protector era el “Detente”, después señalaría que la honestidad es lo que protege, el no permitir la corrupción. Tan alejado estaba de la realidad que él mismo tuvo que padecer el haberse infectado con el coronavirus, pero claro está que tuvo a su lado a los mejores especialistas de la medicina de este país, y como quiera lo sacaron adelante, pero su maldita estupidez causó la muerte de innumerables mexicanos de todas las latitudes del país porque creyeron en su palabra y en sus consejos. Para decirlo más claro, en cuanto termine su encargo alguien tendría que acusarlo por su responsabilidad de las moles de muertes que causó.
Y como poco le importaron las muertes de unos cuantos mexicanos, ya entrado en gastos se tardó una eternidad para adquirir las pruebas de covid, y posteriormente de las vacunas necesarias para inocular a la población. Pero eso poco le ha importado porque sigue con su socarrona sonrisa de cínico redomado cada vez que el guíen le saca a la luz el tema, y termina lanzando epítetos como siempre para sacudir sus culpas, sus yerros y sus escupidas decisiones que tanto daño le han ocasionado a los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país que seguiremos defendiendo de sus ansias destructivas.
La mejor muestra de su mendicidad personal fue el retraso en la adquisición de las pruebas del COVID, porque primero envió al Canciller Marcelo Ebrard Casaubón a solicitar ayudas a varios países para que nos donaran los antivirales, lo que ha sido una muestra clara de esa maléfica estupidez que lo ha caracterizado porque ellos también tenían que proteger a sus ciudadanos. Ese irresponsable acto de mendicidad personal del presidente de la Republica ha sido una muestra de que los mexicanos le importan un soberano comino, y que el poder lo sigue utilizando para enriquecer aún más a sus hijos que detentan una riqueza que pocos alcanzan en tan poco tiempo, y que guardan en las cajas fuertes de varios bancos de Houston y en Dubai.
Andres Manuel López Obrador tendría que ser incriminado una vez que deje de ser Presidente de la República, porque él es el principal responsable de esos setecientos cincuenta y ocho mil mexicanos que perdieron la vida por su irresponsabilidad. Pero también habrá que señalar retraso la adquisición de pruebas y después la adquisición de vacunas oara la población. Ni que decir de los ventiladores y equipos para hospitales, y miles de pacientes murieron porque su nivel de oxigenación era muy bajo. Y después las vacunas para inocular a la población. En febrero, el INEGI lo desenmascaró dio a conocer que, desde el inicio de la pandemia (marzo 2022) hasta el mes de agosto de 2022, el número real de personas fallecidas de acuerdo a los datos de «exceso de mortalidad» asciende a más de 758 mil mexicanos, y en esa circunstancia le dio por desmantelar el sistema de Salud Pública. Por eso tendría que ser incriminado una vez que termine su encargo de destruir a este aun hermoso país. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.