Sin lugar a duda el Poder Presidencial ha sido suplantando. Andres Manuel López Obrador no es ya el presidente
de la República, desde que decidió abdicar para entregar el país al crimen organizado. También podemos dar por sentado que aquella frase de “Mexicanos al Grito de Guerra” ha quedado en el olvido. Pero si algo podemos todavía hacer es: el acero aprestad y el bidón. Que son otra cosa que la espada y las riendas del caballo. Hoy las batallas no se ganan como antaño, pero esa estrofa del himno nacional tendría que mover las conciencias de todos los mexicanos para defender a esa patria en la que nacimos y tuvimos nuestros hijos.
El título de esta colaboración periodística es una grave interrogante que me permito colocar para que los mexicanos entendamos quién manda en este país. Nuestra democracia nos ha otorgado la libertad de elegir quien debe conducir los destinos de nuestro país y de nuestra nación. Y quienes elegimos somos nosotros mismos, y podemos volver a elegir o a dejar de reconocer a quien habita Palacio Nacional como el presidente. Y lo digo con todas sus letras, en lo personal, Andrés Manuel López Obrador ya no es para mí el presidente de la Republica.
El Artículo 87 Constitucional señala que el Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Union, la siguiente protesta: “Protestó guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando el todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”.
Hasta ahora los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país hemos constatado que el presidente de la Republica ha abjurado el encargo que le entregamos los mexicanos, y en consecuencia, ahora tenemos vigente la potestad y la libertad de pedir su remoción ante la carencia de resultados y la terrible forma en que ha encabezado el gobierno. Nunca ha guardado u observado la letra Constitucional, y para decirlo más claro, se ha pasado por el arco del triunfo a esa Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Mexico no puede seguir a merced de un loco populista mercenario, y afectado de sus facultades mentales. Un Mandatario tiene como primer encargo reforzar la armonía del tejido social, pero antes que entenderlo, su misión ha sido sin lugar a dudas la confrontación como lo ha ensayado siempre. Nunca antes tuvimos que enfrentar las agresiones desde el poder, por parte de un sujeto desadaptado y desalmado. Pero ya falta poco para que se largue a ““la Chingada”. Así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.