Sin lugar a duda la mal llamada Cuarta Transformación se ha convertido en un dolor de cabeza para la mayor parte de
los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país. Muchos hombres y mujeres aún no terminan de entender la gravedad de la circunstancia que estamos viviendo los mexicanos, porque el radicalismo del presidente de la República será aún mayor en los meses que le quedan al frente del Gobierno Federal. Los periodistas hemos seguido puntualmente los sucesos protagonizados por el inquilino de Palacio Nacional, y muchos somos de la idea de que la radicalización está a la vuelta de la esquina.
Por lo pronto ha mostrado su mendicidad personal otra vez, porque si mal no recordamos, Andres Manuel Lopez Obrador condenó a la muerte a muchos niños que padecían cancer, porque descaradamente y sin una pizca de piedad los condenó a la muerte cuando ni las leyes enlistan un castigo de esa magnitud. Simplemente los dejo morir porque prefirió invertir el dinero público en sus programas sociales para mantener su base de desadaptados que lo siguen venerado como si fuera el mejor hombre de la historia de este país, y esa circunstancia habla muy bien de su desalmada concepción de lo que es la piedad.
Otro ejemplo de su mendicidad personal es que después de cuatro meses de que diversos objetos fueron donados por los ciudadanos y entregados a los centros de acopio del Gobierno de la Ciudad de México para enviar ayuda a los damnificados en Turquía, mismos que hasta ahora no han sido entregados y hasta ahora no se sabe a ciencia cierta a donde fueron a parar o que dependencia los tiene. Esas donaciones han sido una muestra de la solidaridad de un pueblo noble como el nuestro, pero la mendicidad del actual gobierno seguramente los ha dejado en el olvido con tal de no pagar el gasto del traslado.
Y esa circunstancia relata de cuerpo entero al gobierno que hasta ahora padecemos, porque no es un gobierno cercano a los mexicanos, sino un gobierno con una voracidad brutal de dinero y poder, así de simple lo que en estos años de la gestión de Andres Manuel López Obrador. De nada sirvieron los establecimientos y centros de acopio para entregarlos a quienes padecieron los horrores del desastre en esa nación, y lo más seguro es que serán los propios funcionarios quienes hagan gala de generosidad para mantener su popularidad ““saludando con sombrero ajeno”.
Ha sido Pamela Cerdeira quien colocó sus rastreadores satelitales en los artículos que ella misma donó, para conocer y reconocer la honestidad que tanto se pregona en la mal llamada Cuarta Transformación que hasta ahora podemos decir que es lo peor que le pudo haber pasado a este azorrado país. La misma periodista constató y ha señalado que hasta ahora esos víveres nunca han llegado ni siquiera a la Base Militar de Santa Lucía, y que hasta ahora han permanecido en la Ciudad de México.
La sorpresa es que los rastreadores evidenciaron que una parte de la ayuda se destinó a un banco de alimentos de un Diputado morenista, y otro artículo fue localizado en un mercado que vende diversos artículos, y al decir del dueño de la negociación, se lo vendieron un grupo de jóvenes que le surten mercancía. Así la mafia de los mal nacidos morenistas que no tan solo están participando activamente en la destrucción de este país, sino que también se han convertido en ladrones de siete suelas al igual que el propio presidente de la República. Mendigos y mal nacidos. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.