Sin lugar a duda, los mexicanos seguimos azorados a causa de las decisiones del gobierno que encabeza Andrés
Manuel López Obrador. Para decirlo más claro y puntual, las decisiones que se toman en Palacio Nacional siempre han estado acompañadas de una cuota de malignidad porque pareciera que el perfil psicológico de quien hasta ahora encabeza el Gobierno Federal, ha sido reafirmado cada vez que se toman decisiones que afectan a los habitantes de este azorado país.
En lo personal no puedo concebir que el encargado de regir el destino de los más de ciento veintiséis millones de personas tenga una acusada malignidad para causar daño a los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país, porque hasta ahora lo único que hemos padecido ha sido una saña inaudita, simplemente porque el inquilino de Palacio ha estado siempre peleado con la vida, pero la vida de los demás. Por eso vale recordar que si tuvo la frialdad de matar a uno de sus hermanos, seguramente tendrá la frialdad para desear la muerte de aquellos que de una una u otra forma nos atrevemos a reseñar sus desajustes emocionales.
La perfidia del Presidente de la Republica es infinita, porque hasta ahora lo único que lo ha satisfecho es el reguero de sangre que han provocado los ““respetables” miembros del Crimen Organizado, esos a los que ha preferido visitar antes que aplicar la ley para evitar que nuestros hijos sean envenenados o asesinados por las grandes mafias del país que hasta ahora siguen gozando de cabal complacencia por el mandatario Federal y el jefe del Ejército Nacional.
Pero también habrá que señalar que las leyes se hicieron para cumplirse, y lo que ansiamos los mexicanos de todo el país es que una vez que el mandatario actual termine su encargo, regresemos a la normalidad que pese a los avatares de la violencia de los carteles, a esos tiempos en que disfrutábamos de mejores estadios de tranquilidad. No son pocas las muertes violentas que ha provocado la delincuencia en estos casi cinco años de ejercicio de López Obrador.
Las cifras indican que el sexenio encabezado por susodicho presidente ha sido el más violento de la historia, y hasta ahora la contabilidad oficial señala que se acumulan ciento cincuenta y seis mil doscientos cuatro homicidios violentos, y en comparación con el sexenio de Enrique Peña Nieto que tuvo menos de ciento tres mil, la cantidad de muertos es abismal, y en lo que falta del actual sexenio, la previsión es que pudiera alcanzar una escandalosa cifra con más de doscientos mil asesinatos.
Sin lugar a dudas aquel que dijo que quería ser considerado como el mejor Presidente de la Historia, no alcanzara más que a ser uno de los peores mandatarios de una historia sangrienta en un lapso de más de doscientos doce años. Sin lugar a duda, poco le han importando la vida de aquellos que han sido presa de la violencia provocada por “sus amigos” a los que tanto ha protegido e incluso ha recibido en Palacio Nacional. La maldad será el sello de la administración del tabasqueño, y el juicio de la historia será bastante severo. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en