Si algo nos ha enseñado lo ocurrido en el Puerto de Acapulco, el lugar más visitado por el turismo internacional durante
muchos años, es que los gobiernos en ocasiones son encabezados por improvisados o simplemente por indolentes a los que les vale un cacahuate la vida de los demás, y cuando de brindar ayuda se trata, la indolencia se hace presente, pero lo peor es que la mendicidad de un sujeto que se empecina en que todo lo tiene que resolver el, siempre tendremos la presencia del caos como resultado.
Los muertos por la tragedia en Acapulco siguen incrementándose, y hasta ahora la populista impericia del Mandatario Federal, además de su indolencia, y su valemadrismo personal, ha agravado fatalmente lo que la naturaleza propicia. Lo peor de todo es que el Gobierno Federal fue alertado de lo que ocurriría, y nunca lanzó la alerta para que los habitantes de Acapulco se prepararan para sortear el meteoro. Para decirlo más claro, el culpable de la tragedia es el Propio Presidente de la República, porque las instancias gubernamentales sabían lo que estaba por ocurrir y nunca se lanzó la voz de alarma, nunca se alertó a la población, nunca se pusieron en contacto con los sistemas de protección civil, y por desgracia la indolencia de la Gobernadora, que seguramente estaba escogiendo sus mejores galas, prefirió seguir con su ritual de ponerse bella antes que alertar a los habitantes del otrora puerto más bello del mundo del peligro en que se encontraban.
La tragedia ha sido brutal, porque todavía a estas alturas hay muertos en los escombros según reportes de protección civil, pero la indolencia presidencial, quien tomó la determinación de viajar por carretera cuando cuenta con los mejores medios de traslado por aire, tuvo que quedarse varado ante los deslaves de la carretera. Y bien pudo pedir un helicóptero para ponerse al frente de la tragedia, y no lo hizo porque seguramente le dieron ganas de estar en su Palacio.
La desgracia de los treinta y nueve muertos que hasta ahora se han contabilizado marcará el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y la estupidez e ineficiencia de la Gobernadora, que por cierto se llama Evelyn Salgado, y quien seguramente estaba arreglándose las uñas, le propiciará un pedestal de ineficiencia en la historia del Estado de Guerrero, y un lamentable papel cuando debiera haber estado ayudando a los damnificados.
Bien dicen que los pueblos tienen los gobernantes que merecen, y en lo personal no creo que los mexicanos merezcamos lo que hasta ahora ha venido destruyendo Andrés Manuel López Obrador, pero como bien dicen por ahí, no hay mal que dure cien años ni pueblo que los aguante. Los mexicanos estamos llenos de encono por el mal gobierno que hasta hora encabeza Andrés Manuel López Obrador, quien ya ha llenado de desesperanza a los hombres y mujeres de este país. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.