México, sálvame del idiota

Sin lugar a duda, el mayor destructor de este país se llama Andrés Manuel López Obrador. Aquel que señalaba que

nunca tiraría un solo árbol para construir el Tren Maya, lleva más de ocho millones de árboles derribados en una de las selvas más generosas con que cuenta este país, y donde existe una fauna variada y salvaje que ha permanecido ahí por miles de años, sin que nadie osara atentar contra ella.

Pero llegó un pedazo de idiota redomado que ha ocupado el cargo de presidente de la Republica en los últimos cinco años de su vida, simplemente porque las cosas se acomodaron para que lo fuera, porque así es el destino, pero quienes tienen la culpa de los destrozos que ha causado al país, son aquellos que le creyeron sus mentiras en prédicas y promesas de que él llevaría al país a un estado de bienestar, en el que todos los mexicanos tendríamos paz, tranquilidad, medicinas y medicamentos para todos, y un gobierno cercano a sus necesidades.

Por desgracia la mayor parte de los mexicanos le creyeron, y hoy se arrepienten de que lo hayamos elegido porque se ha transformado en el principal destructor de las mayores selvas de este aún maravilloso país, y para nuestra desgracia, en el corto plazo planea colocar a la señora Sheinbaun en la silla que hasta ahora ha venido ocupando en Palacio Nacional, porque así lo ha determinado y sus deseos se cumplen al pie de la letra.

Allá los mexicanos que después de haber visto la destrucción que el señor Andrés Manuel López Obrador le ha causado al pís, pero sobre todo a esos estados por donde surcará su mayor estupidez, que no es otra cosa más que lo que sabe hacer muy bien: destruir. Aquel que tanto dijo, y que ahí están los registros televisivos, que no se cortaría ni un árbol, lleva más de ocho millones de árboles que le ha quitado a la selva del sureste mexicano.

Y no es más que un capricho por el que mucho pagaremos, pero sobre todo la naturaleza del Sureste Mexicano,ya que primero fue la realización de las grandes franjas de terreno para desmontar y realizar el tendido de las vías, y después se llevó entre las patas una cantidad enormes de cenotes y cuevas subterráneas que fueron tapadas con cemento, matando no tan solo a parte de la naturaleza, porque al mismo tiempo también mató a las especies endémicas del lugar que llevaban miles de años, y quizá millones en esas grandes cavernas.

No cuento con los epítetos suficientes para maldecir al mayor destructor que ha pisado el suelo patrio. Pero si algo deseo, es que una vez que termine su gestión, que le vaya mal, por tanto mal que le ha hecho a los mexicanos. Nunca he sido un hombre rencoroso, pero me duele ver la destrucción que ha causado simplemente por cumplir sus caprichos. Mi mayor deseo será que cuando tenga que rendir cuentas al creador, lo mande a las llamas del infierno. Así de simple mi deseo después de ver como ha destruido a esta patria mía. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.