Sandra Ávila Beltrán es una mujer que adquirió notoriedad cuando fue aprehendida y acusada de lavar recursos de procedencia ilícita, y hasta se le endilgó el mote de “La Reina del Pacífico”.
A partir de entonces se sucedieron una serie de hechos presuntamente protagonizados por ella, y se construyó, mediáticamente, una leyenda que ha dado pie a muchas suposiciones, historias, y hasta leyendas que la ligan a la mayor parte de los grandes narcotraficantes del país. Durante su reclusión se dedicó a impartir talleres de superación personal a las demás reclusas, lo que despertó simpatía en la mayor parte de la población penitenciaria. Ahora resulta difícil distinguir entre la verdad y la ficción, y pareciera que desde su reclusión ella hace mucho por seguir tejiendo esas historias que la colocan como una de las mujeres más poderosas del crimen organizado.
Su viaje de ida y vuelta a Estados Unidos acrecentó su fama y la internacionalizó, pero el revuelo que causó allende el Río Bravo también resultó épico, porque el morbo siempre se orienta hacia la admiración de los personajes poderosos sin importar si han hecho el bien o el mal. La señora Ávila Beltrán fue entregada al gobierno norteamericano que reclamó su derecho a juzgarla en cuanto sus agencias se enteraron de su detención. Fue allá ya causó expectación, pero no le encontraron gran cosa y tuvieron que liberarla y deportarla. En México la recibieron las autoridades migratorias quienes la entregaron a los representantes de la Procuraduría General de la República. Horas antes de su llegada no existía orden de aprehensión en su contra, pero expedita como siempre la justicia, la orden apareció en el momento justo y la remitieron primero a Jalisco y después a Nayarit.
La causa de su nuevo encierro según se dice en el parte de la PGR es la reactivación del proceso por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita, mismo que se suspendió por la extradición en agosto del 2012. La policía Federal ministerial fue quien cumplimentó la orden de aprehensión emitida por el Juez Séptimo de Distrito, cuya sede está en Jalisco, en el penal estatal femenil, por lo que para muchos resulta inexplicable que la hayan remitido a Nayarit cuando debió haber sido recluida en el lugar en que se ubica el juzgado de la causa. Esa es una más de las muchas cosas que nadie ha logrado explicar en torno a la mal llamada “Reina de Pacífico”.
En lo personal desconozco hasta donde la señora Ávila Beltrán es responsable de los delitos que se le imputan porque antes que terminar de juzgarla en México se decidió enviarla a Estados Unidos. Pareciera que su reclusión obedece a otro tipo de razones, ya que al ser liberada por Estados Unidos en México no había elementos suficientes para enjuiciarla nuevamente, hasta que se encontró a un juez que aceptó recibirla y procesarla nuevamente por el pedimento que hizo la Procuraduría General de la República. Insisto, pareciera que está siendo utilizada como moneda de cambio. Al tiempo.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.