Cuando Miguel Ángel Mancera Espinoza anunció el cierre del caso de los doce secuestrados en el Bar Heaven de la Zona Rosa, lo hizo sin pensar que hasta en tanto no se consigne a los responsables no podrá haber conclusiones por parte de las autoridades ministeriales.
Las últimas dos semanas han sido intensas para el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, a quien se le parecen acumular los problemas sin que tenga la capacidad o la intención de resolverlos. Si algo ha mostrado en este lapso es una total impreparación para el manejo de crisis, pues prefirió ausentarse antes que enfrentar el problema que ocasionaron los maestros de la Sección XXII a quienes habitamos el Distrito Federal.
Mancera abandonó a su suerte a todos los que votaron por él para que alcanzara el cargo de Jefe de Gobierno, pero al parecer lo venció la tentación de otorgar protección, o al menos impunidad, a los maestros que por cierto militan en el partido que lo llevó al poder. Para decirlo de otra forma, cuando Mancera dijo que no criminalizaría la protesta social, ya había decidido abandonarnos a nuestra suerte y dejarnos a merced de la turba que hasta ahora ha venido cometiendo de forma impune cuanto delito se les ocurre a sus dirigentes. Poco le importa lo que padezcamos, pero en su momento los ciudadanos le pediremos cuentas del abandono en que nos ha sumido por su medrosa actitud para imponer la ley.
Mancera va de equivocación en equivocación y pareciera que no se entera de que quienes aquí habitamos pensamos que solamente nos utilizó para alcanzar el poder, porque cuando esperábamos que se fajara los pantalones prefirió bajárselos y colocarse a modo para que los rebeldes profesores hicieran lo que quisieran. Si hacemos un registro de las equivocaciones podemos armar ya una lista lo suficientemente amplia, y de la forma en que cínicamente privilegia o preferencia a quienes desde las estructuras gubernamentales cometen delitos para enriquecerse groseramente. Pero también perdona a los ineficientes simplemente porque son sus amigos, como es el caso del Procurador Rodolfo Ríos, quien ha demostrado no estar preparado para en el cargo ya que no ha dado pie con bola desde que le tomaron la protesta.
El caso Heaven es el más emblemático de esa ineficiencia y por eso lo quieren cerrar sin siquiera haber resuelto quién es el treceavo muerto de los encontrados en la fosa clandestina en Tlalmanalco, estado de México, y mucho menos los culpables del masivo homicidio. Pero eso no es lo grave, sino la forma tan deleznable en que utilizaron el caso para mantenerlo en el debate mediático buscando ocultar los graves casos de corrupción en Coyoacán, Tlalpan, Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc, Álvaro Obregón y Gustavo A. Madero. Por si eso no fuera suficiente, a los familiares de los ejecutados, quienes pertenecían a la delincuencia organizada en el Barrio de Tepito, se les favoreció con un trato preferencial y se les benefició con créditos de vivienda que no reciben aquellos que se ganan la vida de forma decente. Vaya con los desplantes del señor Mancera. Termina la pesadilla del caso Heaven, ¿pero qué utilizarán ahora para tapar la ineficiencia y la corrupción? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.