El ex presidente de Colombia y ex secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, señaló hace unos días que las reformas económicas, sociales o políticas nunca han sido ni serán populares, y México “tiene que asumir los desafíos” de las manifestaciones públicas.
“Perdió mucha de su gobernabilidad” una vez que el gobierno no ha podido “hacer cambios” por la falta de respaldo suficiente en el Congreso de la Unión, fue otra de sus afirmaciones, a la vez que afirmó que nuestro país necesita dotar de muchos más instrumentos al sistema de justicia para enfrentar a las mafias de criminales. Si entendemos a la gobernabilidad como la capacidad que tiene el Estado para satisfacer los requerimientos de su sociedad, efectivamente México ha perdido mucho de eso como señala el señor Gaviria.
Pero también debemos señalar que es producto de que su clase gobernante nunca ha encontrado la fórmula para generar esa gobernanza propia de las civilizaciones más avanzadas en cuanto al desarrollo político. Esa particularidad o mendicidad de los liderazgos partidistas es lo que ha propiciado que en los últimos treinta años no hayamos sido capaces de encontrar la fórmula para construir un modelo de país. El reto desde entonces ha sido la forma de construir mayorías estables para definir metas, pero esa mendicidad a la que me he referido entre quienes abrazaron a la política como profesión ha dado al traste con cualquier intento porque anteponen los intereses personales por encima de los intereses de las mayorías.
Hasta ahora se han logrado realizar importantes reformas, pero en el calendario se colocan a la vista las que quizá tengan mayores diferencias, como son la política, la energética y la económica. La razón para intentar el acuerdo es simple, como lo señalara el Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens: “Sin reformas no hay crecimiento”. Pero lo que más nos debe de preocupar para ponernos de acuerdo es el escenario que se está presentando en las economías más desarrolladas del mundo, pues liderado por el crecimiento de Estados Unidos, el panorama está mejorando gradualmente en las economías avanzadas, e incluso Europa se está uniendo a la recuperación a decir de la OCDE.
Para decirlo de otra forma, las economías avanzadas están creciendo más y los emergentes menos, lo que debiera comenzar a preocupar a nuestros conspicuos legisladores. El problema es que sus intereses no responden al interés de las mayorías, sino a las de las facciones políticas. La mejor muestra de lo que afirmo es aquella que se dio cuando el Presidente Peña implementó la Cruzada Nacional Contra el Hambre, misma que fue detenida en el Distrito Federal por los principales actores del perredismo con el pretexto de que existía la probabilidad de que se estuviera politizando el uso de los recursos públicos. Lo que nunca dijeron es que lo que buscaban era precisamente capitalizar políticamente el programa puesto en práctica por la Sedesol. La insurgencia magisterial es otro de los intentos por desestabilizar el funcionamiento del Gobierno Federal, pero hasta ahora pareciera que “el tiro les salió por la culata” a los perredistas y que la gente está tomando conciencia de su deleznable forma de hacer política. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.