Pareciera que el principal escollo para la normalización democrática del país son los partidos políticos. Para decirlo de otra forma, la representación popular ha sido detentada por las cúpulas partidistas que nada tienen de demócratas. Los ciudadanos solamente observan impávidos la forma en que los encumbrados políticos definen quienes son los beneficiarios de la democracia interna, que no es otra cosa que la decisión de unos cuantos defendiendo sus intereses a la vez que resguardando sus “derechos” de seguir ejerciendo la política cuantas veces sea necesaria,
porque de lo que se trata es de mantener el “proyecto”, fortalecer al “grupo”, construir el “futuro”, y sentar las bases del “bienestar”, ese del que solamente forman parte las camarillas partidistas.
No nos hagamos tontos, en este país no existen los políticos pobres, y aquellos que pretenden serlo nunca alcanzarán el “honor” de pertenecer a esa clase partidista que define quienes se encumbran, quienes gobiernan, quienes legislan, y quienes tienen que pensar en el retiro cuando han llegado a la senectud, porque hay que aceptar que la gerontocracia es parte intrínseca del ejercicio político. Los partidos políticos en México son el único camino que existe hasta ahora, para acceder a los espacios del poder público, y de ello se han encargado los principales elementos, porque entre ellos es donde se toman las decisiones acerca de la vida de más de ciento quince millones de habitantes que tiene este país.
Hasta ahora México es de los pocos países en los que la democracia es demasiado cara para los contribuyentes, y por consecuencia también es harto caro mantener a los políticos. Los presupuestos anuales que tiene que entregar la autoridad electoral son de miles de millones de pesos, y a cambio de ello los mexicanos recibimos políticos de pésima calidad, con bajo rendimiento, y con una brutal vocación por el enriquecimiento. Por mucho que los grandes pensadores señalen que la política es tan limpia que ni los corruptos la pueden manchar, lo cierto es que hasta ahora la política se ha distinguido por ser una de las carreras más productivas, a la vez que la de mayor proclividad a la comisión de actos de corrupción.
Nuevamente se abre el debate acerca de la disminución de los recursos públicos a los partidos políticos, y ahora fueron los integrantes del Consejo Rector del Pacto Por México quienes acordaron que ha llegado la hora de quitar la chequera a los partidos políticos en época electoral para que sea la autoridad electoral nacional la que realice los pagos comprometidos por los partidos, a fin de transparentar los gastos de campaña y detectar los rebases en el tope fijado para actividades electorales. Así lo señalaron Guadalupe Acosta Naranjo y Marco Antonio Adame. La pregunta es: ¿Quién amarrará las manos a los altos y encumbrados funcionarios públicos que se han especializado en desviar fondos para las campañas políticas? Y son de todos los partidos, porque en todos lados se cuecen habas, como dicen por ahí. La realidad es que nuestra democracia es muy pobre porque los resultados no reflejan la verdadera intención de los votantes, sino la conveniencia de los grupos de poder que integran los partidos ricos que hay en México. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.