OTRA NUEVA CRISIS DE LA IZQUIERDA

sinpunto

 

No terminan de salir de una cuando ya están entrando en otra. Así se han venido presentando las crisis internas en los partidos de la izquierda mexicana, que siguen disminuyendo sus probabilidades de convertirse en una verdadera oposición que promueva cambios fundamentales en materia de desarrollo social y de distribución del ingreso.

Hasta ahora las distintas expresiones de esa izquierda que muchos consideran corrupta y retrógrada, de poco le han servido al electorado, y aun cuando en la Capital de la República sus miembros se asumen como “progresistas” la realidad indica que la verdadera finalidad de quienes gobiernan y legislan no es otra que la acumulación de capitales. Lo que tanto criticaron en los demás, es en lo que se han especializado.

Pero no solamente son los partidos de izquierda quienes presentan una crisis de identidad, también los panistas y los mismos tricolores en el gobierno no han terminado por definir el perfil ideológico de sus gobiernos. Para decirlo rotundamente, ese rancio nacionalismo revolucionario que abanderaron los priístas en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado, y del cual se trasladaron al nacionalismo democrático al inicio del nuevo siglo, y que terminaron en una inentendible socialdemocracia impuesta por Beatriz Paredes, ha sido ocupado ya por Andrés Manuel López Obrador, quien prefiere que perredistas, petistas y convergentes disputen los restos de lo que alguna vez fuera la izquierda más avanzada del Continente. Las izquierdas han entrado en una profunda crisis no tan sólo de principios y postulados, sino de identidad. La derecha está completamente extraviada.

Por si esto no fuera grave, el proyecto ha comenzado a perder vigencia y se ha entrampado en un pragmatismo que solamente busca conservar posiciones, reparto de cuotas, y la preservación de espacios administrativos y legislativos. La elección de la dirigencia nacional del perredismo sigue siendo la máxima expresión de ese tipo de negociaciones a las que se han acostumbrado los grupos de poder, y que indefectiblemente terminará en la disminución de las preferencias electorales ya que la solución de sus problemas no puede ser la misma a causa del factor López Obrador que aunque no lo quieran aceptar, ha sido el causante de la profundización de la crisis interna.

Legalizar la marihuana es uno de esos debates que buscan esconder la causa de sus grandes males: corrupción. La falta de probidad es el escollo que tienen en la Capital de la República, el principal bastión electoral, y que al parecer disminuirá en la elección intermedia no tan sólo por el incremento del activismo de panistas y priístas, sino por el desencanto a causa del cinismo con que se han conducido en los últimos años la mayor parte de los Jefes Delegacionales, que son la principal ventana gubernamental. No es tapizando de publicidad personalizada las principales arterias de la ciudad como enderezarán el proyecto, ni evitarán el escarnio popular por los innumerables actos de corrupción que han sido registrados por los medios de comunicación.

Mención especial merece el caso de la legisladora michoacana Iris Vianey Mendoza, quien ayer solicitara licencia ante el Pleno del Senado de la República para someterse a las investigaciones que la Procuraduría General de la República realizará en torno a su involucramiento con el crimen organizado. No fue sólo la fiesta en la que bailó a un lado de la hija de Enrique Plancarte, el tercero en la línea de mando de Los Caballeros Templarios, sino la gestión que realizada para que miembros de este grupo delictivo fueran recibidos en el recinto parlamentario en pleno Paseo de la reforma en la Ciudad de México. Como dicen por ahí, quien con coyotes se junta, a aullar se enseña, y aunque no creo que sea el caso de la senadora Mendoza, hasta ahora el escarnio popular ha resultado avasallador.

La izquierda representada por el Partido de la revolución Democrática está en crisis, y de no hacer algo todos esos elementos perniciosos que han manchado su prestigio en los últimos años serán los causantes de la debacle electoral que se avecina en el 2015, año que puede marcar la perdida de muchos de sus bastiones en la Capital de la República, y quizá también de las posiciones que por ahora detenta en el Congreso Federal. La pregunta que todos se hacen es: ¿Quién protagonizará el siguiente escándalo? ¿Acaso no tienen ya con el abandono en que los dejó el señor López Obrador? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.