La circunstancia que está viviendo el país en materia económica no es buena por donde se le quiera ver. Eso no quiere decir que los mexicanos vayamos a entrar en pánico y salir a las calles a manifestar y llorar nuestro infortunio. Aunque por el otro lado creo que muchos tienen motivos para realizar un festejo o al menos para festinar los males que ocurren a quien por ahora le corresponde conducir los esfuerzos para arribar a mejores estadios de bienestar. Esa es la tónica del ejercicio político en este país, celebrar las
desgracias del adversario, aunque al final nos afecten a todos por igual. Con ello quiero dejar en claro que el ejercicio político sigue siendo salvaje, y que los políticos se preparan para dejar de lado todo tipo de sentimientos que pudieran afectar su desempeño porque cuando se trata de destruir al adversario no se tiene consideración ni conmiseración.
Si bien es cierto que los indices de popularidad del Presidente Enrique Peña Nieto son altos en comparación con aquellos que alcanzó recién llegado al ejercicio del poder, y sobre todo cuando mostró sus habilidades para estructurar acuerdos con las oposiciones sobre la base de buscar las coincidencias, también lo es que esta ha disminuido aunque no al grado de preocupar a sus estrategas en imagen pública, pero de cualquier forma es una llamada de atención porque quiere decir que el discurso de las oposiciones a causa de los malos resultados en materia económica ha comenzado a permear en amplios sectores de la población, sobre todo en las cada vez más disminuidas clases medias.
La economía estadounidense se contrajo en el primer trimestre de este, y es algo inusitado porque no había ocurrido en los últimos tres años. El departamento de Comercio estimo esta semana una baja en el crecimiento porque se ha presentado una retracción del Producto Interno Bruto. El declive de la producción, que también reflejó un desplome del gasto empresarial en estructuras no residenciales, fue más brusco de lo previsto por los expertos de Wall Street. Distintos indicadores, desde el empleo hasta las manufacturas, sugieren que el crecimiento se acelerará fuertemente en el segundo trimestre. Si bien las autoridades financieras estadounidenses han puesto especial cuidado en el comportamiento de los mercados, nadie ha desatado una carnicería política por ello.
No es el caso de México, donde las cosas tienen una perspectiva distinta porque como dije en líneas anteriores aquí de lo que se trata es de evitar el triunfo del adversario, y el fracaso de los procesos económicos significa un posible triunfo electoral para las oposiciones. Eso no quiere decir que las crisis económicas recurrentes que hemos tenido en los últimos treinta años hayan hecho mella en los partidos políticos, pero han provocado cambios en la percepción de los ciudadanos. Decía Goebbels que una mentira repetida mil veces se convierte en una irrefutable verdad, y las andanadas mediáticas contra el titular de Hacienda, Luis Videgaray Caso, responden a una estrategia que busca reposicionamiento de los adversarios políticos de cara a las elecciones venideras, aunque estas se realizarán hasta dentro de un año. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.