Pareciera que los conspicuos miembros del Partido de la Revolución Democrática se han empeñado en convertirse en protagonistas de mis colaboraciones periodísticas, y eso pudiera no ser bueno porque seguramente pensarán que existe mucha inquina de mi parte contra ellos. Debo señalar responsablemente que en lo personal me importa un comino lo
que haga con su vida cada uno de los militantes de cualquier partido, y eso incluye también a los encumbrados políticos del PRD. Lo que no me importa un comino, y quizá la recaudería entera, es que esos militantes y esos encumbrados políticos se dediquen gran parte de su tiempo a fastidiar a los ciudadanos con sus conductas impropias que solamente van encaminadas a disponer de las rentas públicas para su propio peculio. Eso debe ser intolerable en México y en China, solamente que allá los condenan a recibir un tiro en la nuca mientras que aquí se festejan la hazaña entre ellos.
Cincuenta y dos mil millones de pesos pueden resultar suficientes como para edificar ceca de cuarenta mil primarias y secundarias en algunas regiones del México rural, o diez mil escuelas de especialidades con mobiliario incluido, o un campus universitario, o una institución politécnica similar a la del campus de Zacatenco en Gustavo A. Madero, en plena Capital de la República. Con esto quiero señalar que cincuenta y dos mil millones de pesos es una enorme cantidad de dinero, y representa mucho más del presupuesto anual para estados como Tlaxcala, Morelos, Colima y Nayarit juntos. Pues esa cantidad de dinero es la que está en el centro del debate en la Ciudad de México, donde la administración de Marcelo Ebrard Casaubón se la gastó en lo que ahora conocemos como la Línea 12 del Metro.
Pero habrá que decir que el presupuesto planteado y planeado inicialmente fue de diecisiete mil millones de pesos, y poco a poco la obra se fue y la fueron encareciendo hasta llegar a los cincuenta y dos mil millones de pesos. La obra final le costó tres veces más a los capitalinos, y eso quiere decir que fue como si hubieran construido cuarenta mil primarias y secundarias, o diez mil escuelas de especialidades con todo y mobiliario, o un campus universitario o una institución de la magnitud del Instituto Politécnico Nacional. Ese es el tamaño de lo que se robaron, porque una cosa son diecisiete mil millones de pesos, con los que se construirían cerca de trece mil escuelas, que cincuenta y dos mil millones con los que se construirían más de cuarenta mil de ellas.
Pues ahora resulta que en un acto de soberbia y de complicidades, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Angel Mancera Espinoza, mandó a proteger durante los siguientes cinco años los datos de las investigaciones que se están realizando para determinar complicidades. Con esta medida los ciudadanos nunca podremos enterarnos de la forma en que se gastaron nuestro dinero, ni quienes fueron los culpables del desaguisado de rentar trenes a un precio superior a los treinta mil millones de pesos. Con ello Mancera coloca el manto de la Impunidad a Marcelo Ebrard, Mario Carrillo y a los empresarios que hicieron el negocio de su vida cobrando a precio alzado miles de millones de pesos. Mancera ha traicionado a los citadinos y se ha puesto la vestimenta de los ladrones. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.