Los pronósticos de la economía estadounidense no son los mejores, es más, pareciera que la tasa de crecimiento de su Producto Interno Bruto puede resultar al final del año inferior al 2%, y eso no es bueno para México. No creceremos este año a 3.9 por ciento como se planeo inicialmente, y parece que tampoco a 2.7 como se
replanteó hace algunas semanas. En los últimos treinta años hemos crecido 2.4 por ciento en el Producto Interno Bruto anual, y corremos el peligro de disminuir considerablemente en la cifra. El problema es que pareciera que podemos culpar de ello al señor Videgaray, pero existen otros factores negativos que saltan a la vista, y el principal, a juicio de los especialistas es la impudicia de los legisladores que están haciendo todo por descarrilar el sexenio del señor Peña Nieto.
Enrique Peña Nieto esta urgido de que salgan las reformas en telecomunicaciones y la energética, pero las oposiciones ya entendieron que el 2015 está a la vuelta de la esquina y postergarán lo más que puedan las leyes secundarias de las reformas estructurales. Los pretextos son banales, sobre todo cuando de imponer visiones se trata. Seguramente el Presidente de la República estará lamentando su omisión en torno a las iniciativas preferentes, recurso que debió haber utilizado desde hace tiempo, pero como dicen por ahí, todo lo quiere por consenso. Hasta ahora, de acuerdo a los dictámenes del Instituto del Derecho a las telecomunicaciones, las pérdidas arrojan cerca de 174 mil millones de pesos.
No podemos estar culpando a la economía norteamericana de nuestros males pasados, presentes y futuros. La diversificación de los mercados es una realidad, ya no dependemos en su totalidad de lo que nos compre o venda Estados Unidos. China está a la vuelta de la esquina, también el Mercosur y la cuenca del pacífico. Si bien es cierto que el direccionamiento del gasto público propicia oportunidades para el mercado interno, también lo es que necesitamos con urgencia esas reformas estructurales de las que tanto se ha hablado en el pasado y en el presente.
La irresponsabilidad de los congresistas mexicanos es brutalmente ofensiva y lesiva al interés general de los mexicanos. Lo que no entienden es que al confabularse para evitar el éxito de Peña Nieto se están confabulando contra el país. No tan solo es la derecha con su mendicidad por legislar en materia de telecomunicaciones, también la izquierda ha corroído las entrañas del sistema educativo nacional mediante el activismo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, y eso significa atentar contra la generación de oportunidades para los mexicanos que estamos formando para que se hagan cargo del manejo del país en el futuro. Estados Unidos dejará de crecer económicamente, y nosotros no podemos caer en la misma inercia. Necesitamos reformas y nuestros congresistas están obligados a entregarlas. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.