La democracia ha sido considerada por los especialistas y los politólogos como la más deseable de las alternativas, pero muchos gobernantes se han dedicado a realizar en su nombre actos que más bien son estratagemas para disponer arbitrariamente de los recursos públicos. Los países del bloque socialista que se movían dentro de la llamada
"Cortina de Hierro" siempre se dijeron democráticos a pesar de la supresión de las libertades, esas que se mantuvieron vigentes en lo que denominaban la decadente sociedad occidental. Con todo y eso la democracia se mantiene vigente en el centro del debate político de muchos países, y sigue siendo preocupación constante en la mayor parte de los especialistas y estudiosos del tema.
Hans Kelsen señaló que el tipo de democracia que llevaba a un grado más alto el ideal de la forma de gobierno era la democracia directa porque en ella se reúnen en una asamblea soberana los individuos que gozan de derechos políticos sin mediación alguna de representantes, para tomar decisiones obligatorias para todos los miembros de la ciudad Estado. Hoy la democracia ha obtenido tal reconocimiento que en su nombre colocamos muchas de nuestras esperanzas y exigimos otras cosas en su nombre. Por eso la gente no entiende que les cueste tanto trabajo a los gobernantes tomar decisiones más cercanas a sus aspiraciones. Presuntamente son, además de nuestros representantes populares, depositarios de nuestra voluntad soberana, de ahí que se considere que toman decisiones en beneficio de todos y que nuestros intereses están por encima de otros intereses.
Pongamos cómo ejemplo las leyes de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad en las que se ordena que los excedentes de sus ingresos solamente se usen en gasto de inversión física o para cubrir sus pasivos laborales de corto o largo plazo de pensiones y salud. Nadie se ha preocupado por explicarle a la gente que quiere decir eso de que los excedentes de sus ingresos serán para inversión física, y conviene que lo entienda porque del otro lado le dicen lo que conviene al único partido que lleva a la democracia como bandera y que al final resulta el más monolítico de cuantos hay en el escenario político del país. Para decirlo claro, solamente habrá inversión en obras que garanticen el progreso de los mexicanos. No habrá gastos superfluos ni aquellos que los políticos utilizaban de forma discrecional.
Bien dicen que en este país las comisiones se integran para alargar los plazos y normalmente nunca consiguen la meta que dio origen a su formación. Por eso me parece que la propuesta perredista de integrar una comisión para investigar la deuda de Pemex no es más que una estratagema dilatoria para llevar el debate hasta la consecución de las firmas para instrumentar la consulta popular. Poco importa el país y su gente, porque para ellos está primero esa anquilosada causa de las izquierdas retrógradas que mantenemos en este país. Lo que no podemos negar es que no dejan de ser una alternativa democrática, pero también hay que subrayar que las mayorías son las que mandan en las democracias. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.