Sin lugar a dudas el panismo ha venido profundizando su crisis a causa de las ambiciones propias de quienes vieron pasar sus mejores tiempos en el ejercicio del poder, y ahora solamente les quedan algunos pedazos de la representación popular. Muchos fueron los años de brega de aquella generación brillante a la cual perteneció Diego
Fernández de Cevallos, quien por cierto ya abdico de aquel carácter fuerte que lo distinguió y lo convirtió en leyenda. Es de los pocos que aún quedan vigentes de aquel panismo arrollador que logró sacar de Los Pinos a los tricolores. Cuando hubo que negociar lo hizo consciente de que solamente de esa forma lograrían avanzar, y cuando tuvo que competir y marcar posición fue lo suficientemente enérgico para obtener el reconocimiento de propios y extraños. Esa generación de políticos ya se quedó muy atrás, y quienes han venido usufructuando los beneficios que con su lucha propiciaron sus antepasados, se han encerrado en la mediocridad y la corrupción.
Todo eso abonó a que el Partido Acción Nacional comenzara a achicarse y a disminuir su militancia. Quizá por eso muchos prefirieron mostrar el cinismo a la hora de aprovechar la circunstancia del poder para la edificación de cuantiosas fortunas. Aparte de perder militancia, sus principales cuadros perdieron la vergüenza y se olvidaron de los principios que los mantuvieron durante décadas como la segunda fuerza electoral del país. El humanismo quedo en el rincón de los olvidos y el pragmatismo los acercó más a las tentaciones económicas que a las necesidades de aquellos a quienes gobernaban. Si algo distinguió ambos sexenios fue la excesiva corrupción.
Gustavo Madero fue Senador de la Republica por la circunstancia de que en su estado natal, Chihuahua, no existe fortaleza en el PRD. Nunca se distinguió por ejercer un liderazgo cohesionado, pero no se puede negar su astucia, esa que lo llevo hasta la dirigencia nacional venciendo a Ernesto Cordero cuyo mayor mérito es ser el amigo más cercano de Felipe Calderón Hinojosa. Eso radicalizó más la crisis interna que los mantiene al borde del colapso político.
El Pacto Por México fue lo mejor que le pudo pasar al señor Madero porque capitalizo la oposición del grupo calderonista. Pero tampoco ha sabido escoger a sus principales colaboradores, y sus fallas han agravado aún más la crisis estructural y de principios que pareciera haber llegado para quedarse. La ventaja de ello es que el perredismo también se achicó con la conformación del Movimiento de Regeneración Nacional. Hasta ahora los resquicios del calderonismo siguen desbarrancando al blanquiazul. Es previsible que la crisis siga por mucho tiempo y se recrudezca con las candidaturas en la elección intermedia. La corrupción parece credo y la desverguenza identidad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.