La colonia Condesa es una de las más bohemias de cuantas hay en el Distrito Federal. Después de que se decidiera transformar la otrora Zona Rosa en el símbolo de la diversidad sexual durante el gobierno de Marcelo Ebrard Casaubón, tratando además de que lo que la Ciudad de México tuviera la posibilidad de capitalizar las visitas del
turismo gay de todo el mundo, muchos comercios decidieron emigrar para conservar su clientela. Algunos se trasladaron a la colonia Cuauhtémoc, y otros revivieron el esplendor de la Condesa cuyo valor inmobiliario se incrementó considerablemente. Pero también hay que señalar que con todo y el auge económico que ha generado y la consecuente derrama impositiva, poca atención ha merecido de las autoridades gubernamentales, quienes brillan por su ausencia en el mantenimiento de calles y banquetas, además de que la proliferación de "antros" es un excelente negocio para la oficina de reglamentos de la delegación Cuauhtémoc.
En esa bulliciosa y “snob” colonia, la Policía Federal logró detener la madrugada del sábado pasado a Mario Alberto Romero Rodríguez, presunto jefe regional al servicio de La Familia Michoacana que lidera Servando Gómez, a quien apodan "La Tuta". El señor Romero Rodríguez ha sido uno de los mayores opositores a la presencia de grupos comunitarios en las región de Apatzingán, motivo por el cual era buscado desde hace algún tiempo. También se le considera como el principal organizador de actos violentos contra los grupos de seguridad emanados la sociedad civil, y de paso se ha dado a la tarea de organizar diversos atentados contra los miembros del Ejército Mexicano. Para decirlo de otra forma, toda una joya el señor Romero Rodríguez.
El problema es que esta detención derrumba la versión construida, sin bases, por los brillantes estrategas del Gobierno del Distrito Federal, de que en la Ciudad de México no hay presencia de ningún cártel del crimen organizado. Y no es que trate de llevar la contra a las declaraciones que una y otra vez nos endilgan los funcionarios encargados de la seguridad de los citadinos, sino señalar un hecho que derriba el mito de que el crimen organizado no está entre nosotros. Desconozco el porqué de la afirmación, pero ha sido publicitada como ninguna otra, y ahora se cae esa verdad construida quizá para no generar alarma entre quienes aquí vivimos.
A fuerza de ser sinceros resultaba absurda la afirmación cuando es conocida y reconocida la circunstancia que desde Tepito se surte droga a los consumidores de la parte central del país. La detención de Mario Alberto Romero Rodríguez termina con esa insostenible versión de que aquí no hay existencia del crimen organizado, y señalo que termina porque resulta que, donde mejor se puede ocultar cualquier criminal y pasar inadvertido, es en la Ciudad de México. El mito que se construyó desde las oficinas de comunicación del gobierno citadino fue derribado por una simple razón: una zona conurbada tan amplia y con más de 20 millones de habitantes es el mejor lugar para ocultarse o pasar inadvertido. ¿Ahora cuál será el artilugio para seguir negando su presencia en la capital del país? ¿Acaso dirán que es un hecho aislado? Más vale asumir nuestra lamentable realidad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.