¿Qué sigue? 23 Enero

SINGLADURA

Donald Trump ya duerme en La Casa Blanca, pero ¿qué sigue para México cuando despierte? Hay muchas cosas por hacer en particular para el gobierno que encabeza Peña Nieto y si éste no se duerme en sus laureles aún podría, pero sobre todo debería,

neutralizar al menos los peores peligros que supone la pernocta trumpiana para México.

La entrega de “El Chapo” Guzmán, lejos de ser una casualidad en los calendarios de la “justicia” mexicana y el ascenso al poder del “magnate del ladrillo”, fue obsequiosa y de hecho la primera “ofrenda” de Los Pinos a la nueva etapa de la Casa Blanca.

¿Pero es todo? Claro que no. Es sólo el principio de lo que parecería parte de una estrategia del peñismo para contrarrestar en algún grado la embestida del bisonte que asumió el poder el viernes último.

Veremos casi seguramente esta misma semana lo que Peña puede hacer ante el fenómeno Trump, guiado por su flamante canciller Luis Videgaray, el hombre que le debe a Trump su retiro, pero también su reincorporación como el “ave fénix” al tren ejecutivo presidencial de México.

¿Qué habrían de hacer Peña y su canciller? O más bien ¿qué pueden hacer ambos? Algo simple pero complicado al mismo tiempo. Contener la embestida del bisonte. Si logran esto en las esferas económica, comercial y migratoria, se apuntarán un éxito. En caso contrario, podrían estar jugándose una última carta y el país, claro, pagaría –se quiera o no- las peores consecuencias de la acometida estadunidense.

¿Pueden hacerlo Enrique y Luis? Sí. ¿Cómo? Tiendan puentes internos en México y cesen la tarea de dinamitarlos que hasta ahora han llevado a cabo con buen éxito. La reunificación nacional pasa necesariamente por una tregua en varios frentes, pero en particular en los ámbitos de la economía y la recuperación de la institucionalidad judicial, al menos, De otra forma, fracasarán en el intento. También pueden valerse claro del Trump-enemigo externo para intentar la reunificación del país ante los embates del forastero. Este último recurso está probado, con énfasis especial en las tiranías. Fue el caso de la guerra de las Malvinas. ¿Recuerda?

Si fracasan en el intento, que iniciará esta misma semana en Washington, la vulnerabilidad ya evidente del gobierno de Peña recrudecerá a grados insospechados y altamente peligrosos.

Con un frente interno prácticamente en llamas, un desprestigio casi total y las cornadas de Trump aguijoneando en todo el ser nacional, el gobierno de Peña estaría en graves problemas, aún peores de los que ya lo obnubilan.

Hay poco tiempo para actuar y el reloj avanza. Videgaray está en la mira como pocas veces este sexenio, pero un fracaso en cancillería dejaría prácticamente a su jefe en la lona y sujeto a una cuenta de protección. ¿Se levantarían? Seguramente ninguno de los dos.

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