¿Monrealazo?

SINGLADURA

Todo parece indicar que el señor Ricardo Monreal, el zacatecano de orígenes frijoleros, vuelve a las andadas. Esta vez por su virtual adiós al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que él mismo ayudó a construir al lado nada menos que de su “amigo” y socio político, Andrés Manuel López Obrador, a quien ha seguido –dijo- “en las buenas y en las malas”.

A propósito del asunto, evoco el recuerdo de  una tristemente célebre ex diputada veracruzana y ex lideresa fallida de una organización de propietarios rurales, de cuyo nombre prefiero no acordarme, cuando más de una vez dijo que nada esperaba de sus amigos políticos, ni mucho menos de sus compromisos, sellados no pocas veces con promesas de lealtad, trocadas luego en “explicaciones y justificaciones sin fin”.

“Nada espero de los políticos”, dijo muchas veces esa frustrada lideresa veracruzana, cuyo nombre –insisto- me reservo por decoro personal. Eran los años de Fidel Herrera como gobernador de Veracruz y alguna vez que referí a la lideresa veracruzana si el ex cónsul mexicano en Barcelona sabría honrar acuerdos y compromisos, ésta sólo comentaba: mira, si le sirvo, Herrera me llamará. Si no soy útil en su proyecto, pues nada que me llamará”.

Demasiado pragmatismo o cinismo, pensaba. Pero con el tiempo, asumo que la ex diputada sabía lo que hablaba y por qué lo hablaba cuando de política se trataba. Fidel nunca la llamó.

Monreal reconoce, ya con un pie en el estribo de Morena, que fue un error político, intuyo el haber confiado en esa agrupación y sobre todo en el líder de ésta, López Obrador.

La reacción de Monreal, gobernador de Zacatecas por el PRD entre 1998 y 2004, siguió al revés propinado por Claudia Sheinbun, la virtual candidata morena al gobierno de la capital mexicana.

“He sido cortés pero me siento incómodo”, argumentó Monreal, delegado en Cuauhtémoc.

"Mi ciclo se está concluyendo en Morena, lo digo con pena, lo digo con tristeza, porque entiendo y siento que el trato no fue digno. Gran parte no es por los puestos, es por la forma con la que trates a las personas”, apuntó.

"No hay mucho qué hacer en Morena", sostuvo ahora, el ex priista.

Y ahora denuncia la existencia de una corriente en Morena, a la que denomina como “la nomenclatura”.

Fija distancia, claro, de López Obrador. ¿Usted le cree? Y lo encomienda a Dios, además de desearle suerte en su siguiente aventura. “Que le vaya bien y que Dios lo ayude", suelta.

Pero además, echa un lazo al movimiento opositor que se pretende crear entre el panismo y el perredismo. "Puede ser un instrumento eficaz en la construcción democrática del México moderno", consideró.

"No le atribuiría ni mínima fuerza, ni lo reduciría a un esfuerzo anti-AMLO", sella.

Se verá, pero desde ahora hay que estar alerta a los nuevos movimientos de Monreal, quien desde antes de lograr la delegación, ya tenía anunciada su próxima estafeta: la Jefatura del gobierno de la capital mexicana. Pues no, no al menos con Morena, que sufre el primer cisma de su historia.

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