La polémica

Singladura
Otra vez, de nueva cuenta, vuelve la polémica entre el ahora presidente electo Andrés Manuel López Obrador y un amplio espectro político-económico del país.
Esta vez por el uso del concepto “bancarrota”, que para un amplio estamento nacional resultó inapropiado en voz del sucesor del presidente Enrique Peña Nieto para describir la situación económica del país.
Sería prolijo citar en este breve espacio las opiniones emitidas en contra del concepto pronunciado por López Obrador. Baste indicar que incluso la secretaría de Hacienda, aún a cargo del gobierno que encabeza el presidente Peña Nieto, rechazó la interpretación del presidente electo al decir que México tiene estabilidad financiera anclada en finanzas públicas sólidas y una inflación que va en dirección de la meta fijada por el banco central, así como un sector financiero bien capitalizado y líquido. ¡Pácatelas!
De igual forma, el empresario Claudio X. González, ex dirigente y miembro del Consejo Mexicano de Negocios, y del consejo de administración de corporativos diversos, dijo que López Obrador está matizando sus promesas de campaña, porque no podrá cumplir con todo.
X González calificó de desafortunada la expresión que el pasado domingo utilizó el próximo mandatario federal.
Se pudo haber utilizado, dijo, otro adjetivo, porque en bancarrota significa que no tenemos crecimiento económico, pero sí lo estamos logrando, e insistió en que no comparte ese adjetivo pero sí el hecho realista de que no se puede hacer todo por falta de recursos y tiempo.
A su vez, el dirigente del CCE, Juan Pablo Castañón, consideró que México cumple todos sus compromisos económicos externos e internos, y aunque tiene lento crecimiento, puede subirlo a 4 por ciento anual con una política pública adecuada
“Habría todavía que escuchar y analizar un poco más a qué se refiere el presidente electo sobre lo que es un país en bancarrota”, apuntó.
“Yo, leyendo la nota a profundidad, comparto que tenemos retos como país en materia de seguridad, estado de derecho, aumentar la inversión, ahorro en pensiones, salud y seguridad social, formalizar la economía, retos para los poderes Ejecutivo y Legislativo, que significan un esfuerzo”, indicó.
En su momento, el presidente de la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas, Enrique Bojórquez, rechazó que México se encuentre en bancarrota.
“No sé si lo dice porque lo siente o es una manera de irse curando en salud por si no llega a cumplir lo ofrecido. Además de que no profundiza en el tema sobre a qué se está refiriendo. Habla sobre la bancarrota, pero no hay un diagnóstico al respecto”.
Bien. Es positivo que haya polémica en cualquier sociedad democrática como la que se pretende aún consolidar en México, pero por favor es urgente que en las actuales circunstancias del país, cualquiera que éstas sean o como sean descritas o calificadas, hagamos un punto y aparte para que antes de polemizar comprendamos que se trata de reformular el curso del país. Ese fue el mandato electoral y la pobreza lacera a más de la mitad de la población. No perdamos tiempo en interpretar al presidente. La inmensa mayoría de electores que decidió el uno de julio un cambio, está confiando en el éxito de la próxima gestión. Me rehúso a pensar en un nuevo fracaso, o al menos en más estancamiento y desilusión. Desechemos el fracaso como opción. El país no lo aguantaría y los 30 millones de electores, mucho menos. Los demonios acechan.
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