Una de cal

Después de lo ocurrido la víspera en Palacio Nacional puede y debe ya darse por descontada la ratificación del Tratado de 

 Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá (T-Mec). Y qué bueno para el país y el gobierno de López Obrador. Es como solemos decir “una de cal por muchas de arena”, en especial en medio de tanta turbulencia, zozobra y aún cambios en México, muchos de ellos aún en espera de que rindan los frutos que requerimos todos y cada uno de los nacionales mexicanos.
Hay que esperar sin embargo para que se den a conocer los detalles del nuevo, renovado y confiamos brioso T-Mec, un esquema comercial suscrito hace 25 años nada menos que por el gobierno quizá más neoliberal de esa era. Aludo claro a Carlos Salinas de Gortari, curiosamente el némesis del presidente López Obrador.
El nuevo T-mec es sin duda una buena noticia para México, que hacia mediados de este año enfrentó el amago de la barbarie arancelaria del “buen amigo” Trump, quien prácticamente obligó al gobierno a crear su “línea Maginot” para contener los flujos de inmigrantes indocumentados rumbo a los Estados Unidos.
Trump, no se olvide, amenazó a México con una escala arancelaria del 5 al 25 por ciento sobre todos los bienes exportables mexicanos hacia Estados Unidos, entre junio y octubre. Así que el anuncio de la renovación del T-Mec es un cambio cualitativo importante si evaluamos el tamaño, la soberbia y los caprichos del mamut que habita La Casa Blanca.
México y su gobierno bien sabíamos lo que arriesgábamos. El hoy llamado T-Mec constituye una alianza comercial valuada a la fecha en 600 mil millones de dólares. Se trata, claro, de un monto formidable. Pero será aún más cuantiosa en los próximos cinco años cuando según diversos expertos, entre ellos el representante republicano en México, Larry Rubin, podría escalar hasta un trillón de dólares, una cifra estratosférica y casi inimaginable.
Así que es mucho lo que estuvo en juego. Seguramente por ello, nadie, ni siquiera el magnate del ladrillo (Trump) pudieron darse el lujo de perderlo o echarlo a un volado. Habría sido una absoluta estupidez como dijimos hace meses.
El propio Rubin, un empresario mexico-estadunidense que conoce bien los entramados binacionales, siempre me externó su “confianza total” en que la nueva alianza comercial entre los tres países norteamericanos sería una realidad en 2020.
“A los tres países les conviene su puesta en marcha”, insistió Rubin de manera invariable, y sostuvo que habría mucho que perder en caso de un revés a la alianza comercial, que descartó en los ámbitos legislativos. Concuerdo con Rubin.
Hace sólo un par de días, en su tradicional mañanera, el presidente López Obrador ratificó su confianza en el T-Mec. Hoy es una realidad. Qué bueno. El país requiere de muchas noticias de este tipo. Nadie, en su sano juicio, deberíamos apostar al fracaso de México y tampoco del gobierno de la 4T. Sería mezquino, insano y estúpido.
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@RobertoCienfue1