Alergia a la crítica

Está visto: el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene la piel demasiado delgada y sensible. A diferencia de cómo durante años él criticó, censuró, repudió y

 prácticamente vivió cabalgando toda la geografía del país con una bandera de rechazo a los gobiernos de turno, a él no le gusta, le encorajina y encabrita que se le critique. Él ha dicho hasta la saciedad que tiene otros datos. Con ellos gobierna, con sus datos. Se equivocan, son perversos y malignos todos aquellos que critican su gestión. No hay medias tintas en cuanto a opiniones divergentes o que valgan. Nadie, con excepción de él y sus seguidores, tienen la razón. Los críticos se equivocan o persiguen intereses ajenos a la enorme, profunda y aún histórica transformación que él y sólo él, preside con el apoyo abrumador y solidario de los pobres, a los que él destina preferentemente recursos y vigilias.
En esta línea lo secundó recientemente el subsecretario Hugo Pérez-Gatell, al rechazar los señalamientos de varios medios de prensa, influyentes, serios, profesionales, sobre las cifras de enfermos y víctimas fatales del Covid-19 en México. Eludió López-Gatell una respuesta precisa, pero deslizó teorías sobre presuntas coincidencias e intereses políticos y conspiraciones detrás de los informes. Sólo faltó soltar la tesis del complot.
Sigue la escuela de López Obrador, quien acaba de afirmar contra todas sus promesas y compromisos que el uso de las fuerzas armadas nacionales en tareas de seguridad pública y combate al crimen seguirá en curso aunque lo critiquen, que es lo que más le molesta. Tiene alergia a la crítica. La crítica lo irrita, le incomoda. Trasunta el presidente su sólida consideración de que la crítica es indeseable, detestable, interesada e inmoral porque él y si acaso su equipo, son los únicos facultados, autorizados y con la moral sobrada para conducir al país a una etapa sin precedentes, al grado de juzgarla una epopeya genuina.
“Aunque me critiquen de que quiero militarizar al país, voy a seguir insistiendo en que nos deben de ayudar las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública”, dijo al enmendar –raro en él- una postura pretérita en la mañanera, que me pregunto si se le llama así porque ocurre durante la mañana o porque se ha convertido en un espacio privilegiado para dar rienda suelta a todo tipo de mañas. Ah, disculpen ustedes por el pequeño apunte, con paréntesis incluido.
Retomo el fenómeno del rechazo presidencial permanente a la crítica, el señalamiento agudo y aún documentado, en suma, las evidencias concretas que tantas veces a lo largo de los 14 meses de la gloriosa 4T se han mostrado con una insistencia y contundencia absolutas, pero que molestan y perturban al presidente empeñado en la 4T, inalterable e inalterada en momentos en que crecen la pandemia, el desastre económico, la inseguridad, el desempleo, y en síntesis la incapacidad del Estado para dar respuestas en temas claves del país y que ponen hoy en riesgo superlativo la vida misma de millones de conciudadanos y aún la propia.
Nada. Como decimos coloquialmente: el presidente sigue montado en la 4T, su único corcel. Y que nadie critique, proponga, piense y menos haga algo distinto porque eso irrita al presidente, cuyo “modito” es el único posible, deseable, trascendental, certero y eficaz. Cualquier otro, bagatelas o pamplinas si prefiere.
El rechazo a la crítica es una constante en la conducta presidencial. Si se le hace notar que la economía marcha mal, él tiene otros datos que desafortunadamente nunca ha convalidado la realidad, muy desafortunadamente. Si se advierte el desplome del empleo, él creará dos millones este mismo año. Lo mismo ocurre en el sector petrolero y energético nacional. La conducta es propia de un militar amigo mío que solía decir: si se quiebra, que se quiebre.
Si se le hace notar que el crimen va en ascenso, él dice que se manipulan las cifras y su titular de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, afirma que hay un punto de inflexión a la baja. Si se le advierte que el regreso a la “nueva normalidad” es peligroso, López Obrador toma distancia y elude su responsabilidad y en nombre de la liberta y aún la democracia deja las decisiones en manos de gobernadores y alcaldes. Si se le dice que no hay insumos contra el Covid, él dice que es culpa de los corruptos, pero que habrá todo y de sobra junto con sistemas sanitarios de una calidad comparable con los que operan los países nórdicos. Si el PIB cae por encima del 6 por ciento, él dice que no nos fue tan mal y sugiere eliminar ese indicador y reemplazarlo por otros como el bienestar y la distribución, aunque la economía se achique cada vez más. Si se advierte que la pandemia –no culpa de él, claro- dejará entre seis y diez millones de pobres, él dice que aluden a datos del pasado.
Si los empresarios y hombres de negocios emprenden acciones de alivio económico, él critica “el modito” y los envuelve con el sospechoso manto de la corrupción. Si los médicos alertan sobre su precariedad en horas de pandemia, él los llama mercantilistas. Si los periodistas critican, señalan o advierten los descalifica por corruptos, vendidos, chayoteros y otros epítetos impropios en voz de un jefe de Estado. Y si en verdad lo son, pues que actúe el Ministerio Público o la Fiscalía.
El presidente calla, corrige y/o descalifica a colaboradores de primera línea como lo ha hecho con Arturo Herrera, antes con Carlos Urzúa o Alfonso Romo. Nadie, salvo él, tiene la palabra absoluta, total, sólo él que es el jefe de la 4T, el hombre providencial, el amo y señor de México.
Si las mujeres protestan y se quejan de incidencia criminal y maltrato doméstico, él dice que esconden una agenda de conservadores y adversarios. Y así, podríamos seguir ad náuseam.
Así que sobran evidencias de la intolerancia presidencial a la crítica. Sólo él es la voz autorizada, facultada y moral porque él y sólo él logró 30 millones de votos. Esto mientras el país acusa síntomas graves de naufragio y angustia en medio de la pobreza, la pandemia, la inseguridad y el desmantelamiento institucional. Veremos y ojalá no sea demasiado tarde.

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@RobertoCienfue1