En los días que han seguido a la elección presidencial de Estados Unidos, no la única el tres de noviembre en el país vecino pero si la más importante, se ha informado, avalado y dado por hecho a escala prácticamente planetaria el triunfo del candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, pero los republicanos con Donald Trump a la cabeza insisten en que esto “no es un hecho”. ¿Cómo la ve?
Aun y cuando los reportes electorales de los estados estadunidenses indican que Biden triunfó con 290 colegios electorales en su haber, los republicanos sugieren esperar a que lleguen dos fechas clave: el 14 de diciembre y el 6 de enero, la epifanía como sabemos.
Sylvie Laurent, escribió un texto sesudo me parece que intituló “Trump, Quijote y la extraña racionalidad de Estados Unidos blanco”, difundido por el diario español El País. Vale la pena leerlo y aun releerlo para entender algunas claves del por qué según todas las evidencias a la mano y el conteo de votos en Estados Unidos, Trump fracasó, así él todavía lo niegue y con él millones de estadunidenses, entre ellos some republicanos en México, que no dan crédito al revés presidencial o simplemente se resisten a aceptar la realidad sin importarles riesgos para su propio país y el sistema democrático que los rige hace más de 240 años.
Larry Rubin, por ejemplo, representante del Partido Republicano en México, me hizo llegar vía whatsapp, un par de comentarios que por supuesto respeto, pero que no comparto ante la evidencia clara de que el señor Trump deberá dejar la Casa Blanca en las próximas semanas y ceder la estafeta presidencial a su adversario político, el demócrata Biden, el día 20 de enero del 2021 conforme fija la Constitución de ese país.
Rubin insistió la tarde del sábado en que aun y cuando los estados hayan estado dando a conocer sus reportes electorales que sustentan el triunfo de Biden, será “hasta el lunes 14 de diciembre cuando los delegados electorales se reúnan y entonces ellos emitan su voto. Acordémonos que ellos pueden votar diferente que sus Estados ”. De que pueden no hay dudas, pero ¿lo harán? Y sobre todo ¿Por qué? O ¿con base en qué?
Además, agregaron, será la sesión conjunta del Congreso a partir del seis de enero del 2021 que ratifique resultados o los de como inválidos. Hasta entonces, expuso, podrá declararse a uno de ambos contendientes como ganador o hasta que uno de ellos declare al otro victorioso, algo esto último que por supuesto nunca hará Trump porque según sus propios datos él ganó la elección y no hay más razón que la suya.
Cierto, lo que apunta Rubin se ajusta al proceso legal establecido. También es cierto sin embargo que los estados ya emitieron sus reportes dando como ganador al demócrata Biden con una diferencia tal que permite de manera solvente acreditar el triunfo demócrata. De ello hicieron eco, entiéndase que las cadenas sólo informan y no votan, las principales cadenas noticiosas estadunidenses.
Lo mismo ocurrió ocurrió en un amplio número de países, donde la mayoría si no es que todos los medios noticiosos más importantes, serios y reputados del mundo, dieron por bueno el triunfo de Biden.
Hay una larga lista de gobernantes y jefes de Estado del mundo de credenciales demócratas impecables que casi de inmediato reconocieron la victoria de Biden, a quien también felicitaron junto con su compañera de fórmula, Kamala Harris.
En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador, argumentó prudencia para no avalar de inmediato la anunciada victoria de Biden y tampoco para felicitarlo. Confío en que como en muchos otros campos, el presidente tenga más que buenas razones y datos suficientes para justificar su prudencia en este caso de alta sensibilidad política.
Trump, claro, anda contrariado incluso antes de la elección del tres de noviembre cuando intentó una serie de maniobras para desacreditar los comicios en su país -torpedeo al voto por correo, lanzó advertencias de que sólo reconocería su triunfo y aún una victoria cantada pero sin pruebas ni aval alguno la misma noche del martes 3 de noviembre- ha interpuesto una serie de recursos legales como parte de un intento evidente por descarrilar no sólo el resultado palmario, sino la misma democracia estadunidense.
También es claro que Trump está buscando a toda costa y por todos los medios la intervención de la Corte Suprema de Estados Unidos -donde acaba de incorporar a la magistrada Amy Coney Barrett - para abajo echar la validez de la jornada comicial. Hasta ahora sus intentonas tampoco han prosperado por una sola razón: ausencia de pruebas sólidas sobre un fraude electoral.
A un comentario de quien esto escribe sobre mi sorpresa de que Estados Unidos emule en estas circunstancias propias de países subdesarrollados, Rubin respondió: “no coincido y te equivocas. Son pasos previstos en una democracia robusta ”. Añadió que “no es un hecho” que el Congreso ratifique lo que los delegados electorales voten el lunes 14 de diciembre. En consecuencia y hasta entonces, argumentó el representante republicano en México “nadie es presidente electo”, conforme arbitra la ley, citó.
Lo demás, me dijo, son opiniones equivocadas. Eso dijo. ¿Por qué? ¿Tendrá otros datos? ¿Cuál es la apuesta? ¿Asumen que aún pueden dejar a Biden con los crespos hechos? Veremos.
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@ RobertoCienfue1