Lo que el titular de la ONU, el portugués Antonio Gutérres, acaba de decir en la inauguración del 76 periodo de sesiones de la Asamblea General ante un reducido número de líderes mundiales como consecuencia de la realidad impuesta por la pandemia del coronavirus, aterra, pero sobre todo pinta un
escenario potencialmente aciago para el mundo.
En su discurso, Gutérres trazó los ejes, resquebrajados, que recorre el mundo.
Su trazo discursivo, ajeno a casos particulares como el mexicano, provocó de manera involuntaria claro, la reflexión sobre cómo hoy los mexicanos tomamos cada vez mayor distancia del tren de la innovación, el desarrollo y aún del futuro porque el país se ancla de manera creciente me parece en un pasado inexistente, pero que se considera ideal para recuperar lo perdido.
Destacó del discurso de Gutérres, su alerta sobre un aumento de la desconfianza y la desinformación en el mundo que vivimos. Ambos fenómenos, y en particular la desinformación está polarizando a la gente y paralizando a las sociedades, algo típico de suyo justamente en el México de nuestros días.
Agregó Gutérres que los derechos humanos están bajo fuego y se ataca a la ciencia. Reflexionemos sobre esto, en particular en el caso de México en estos tiempos. La desinformación, el irrespeto a los derechos humanos y poner a la ciencia y los científicos bajo ataque.
Gutérres aludió de igual forma a lo que llamó los “salvavidas económicos para los más vulnerables”. En opinión del jefe de la ONU, estos salvavidas llegan demasiado poco y demasiado tarde, cuando llegan. Acá se utilizan esos salvavidas de manera generalizada, aún y así muchos de los beneficiarios los destinen para elevar su gasto superfluo ante la ausencia de una necesidad básica y estricta. Pero eso salvavidas tienen predominantemente intenciones y/o motivaciones electorales, muy redituables por cierto para los presuntos benefactores, más interesados en el efecto y predominio político que en la resolución del drama de millones, convertidos en una especie de súbditos, sumisos y carentes de voluntad y coraje.
Otro factor ausente en el mundo de nuestros días, dijo Gutérres, es la solidaridad, justo cuando más la necesitamos, en particular cuando como sabemos, la pandemia del coronavirus sigue cobrando vidas en el mundo, y en México por supuesto, no sólo por el maligno virus, sino por las políticas erradas, al menos, muy al menos, las iniciales para contener la pandemia.
El secretario general de la ONU refirió que ante el triunfo de la ciencia y el ingenio humano para producir las vacunas contra el Covid-19 en un tiempo récord, se observa “el triunfo deshecho” por la tragedia de la falta de voluntad política, el egoísmo y la desconfianza, en lo que constituye “una acusación moral del estado de nuestro mundo. Es una obscenidad, resumió.
Añadió a esto, la crisis del cambio climático y el reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que indica que el mundo se aleja del camino para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y mantener la temperatura media de la Tierra en 1,5 grados centígrados por encima de la era preindustrial. Gutérres dijo que esto “es un código rojo para la humanidad”. Esto cuando en México se impulsa con bríos temerarios el uso de energía sucia, que en poco tiempo más será reemplazada casi seguramente por otras menos perniciosas.
Aun cuando el mundo demanda un recorte del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, la meta se anticipa imposible de cumplir, y se prevé un aumento de las emisiones del 16 por ciento para 2030, lo que condenaría al mundo a un infierno de alzas de temperaturas de por lo menos 2,7 grados por arriba de los niveles preindustriales, y aún a años luz -así dijo- de lograr los objetivos aun cuando debe actuarse rápido.
El escenario mundial es tétrico, insistió Gutérres. Dijo que “cuando la gente ve las promesas de progreso negadas por las realidades de su dura vida diaria... Cuando ven sus derechos y libertades fundamentales recortados... Cuando ven la pequeña y también la gran corrupción a su alrededor… Cuando ven a los multimillonarios viajando al espacio mientras millones pasan hambre en la tierra... Cuando los padres ven un futuro para sus hijos que parece aún más sombrío que las luchas de hoy... Y cuando los jóvenes no ven ningún futuro... La gente a la que servimos y representamos pierde la fe no sólo en sus gobiernos e instituciones, sino también en los valores que han animado el trabajo de las Naciones Unidas durante más de 75 años”.
Esta ruptura de la confianza está llevando a la ruptura de valores fundamentales como la paz, los derechos humanos, la dignidad, la igualdad, la justicia y la solidaridad, que ahora están en el punto de mira, dijo.
En consecuencia, las promesas, después de todo, no tienen valor si la gente no ve resultados en su vida diaria. La falta de resultados crea un espacio para algunos de los impulsos más oscuros de la humanidad. Proporciona oxígeno para las soluciones fáciles, las pseudo-soluciones y las teorías de la conspiración. Es el combustible para avivar antiguos agravios, la supremacía cultural, la dominación ideológica, la misoginia violenta, la discriminación de los más vulnerables, incluidos los refugiados y migrantes”. ¿Nos dice algo esto a los mexicanos en estos tiempos también difíciles? Se trata de alertas para quien quiera escucharlas.
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@RoCienfuegos1