En medio de la peor crisis de seguridad que vive México, con cifras incluso y que por increíble que parezca ya dejaron de causar escalofrío
porque los mexicanos hemos tenido que normalizarlas para no salir huyendo del país, aún nuestro, topé por estos días y, créamelo por purititita casualidad, con un texto y un video que francamente me llevaron a pensar en la profecía autocumplida, también conocida como efecto pigmalión. No, no es broma. Traigo a cuento estos hechos, que solo expongo.
Era enero de 2012, Felipe Calderón transitaba el último año de su gobierno, uno que inició con la declaratoria en diciembre del 2006, apenas unos días después de su ascenso al poder, de una guerra sin cuartel al crimen organizado y el narcotráfico. La declaración, o proclama si prefiere, la hizo Calderón en Michoacán, su estado natal.
Déjeme antes aclarar que esta guerra de Calderón fue hecha con demasiados errores, tantos como la propia determinación de emprenderla. Así y con todos los riesgos y costos se hizo. Dejó cientos de miles de muertos y al final del sexenio calderonista se consideró fallida, no sin razón. Se le atribuyó además a esta estrategia el intento político por legitimar su presidencia, ganada con un margen cerradísimo, y para muchos, entre ellos y de manera principalísima para el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, de manera fraudulenta. De cualquier forma, ese combate al crimen y al narcotráfico quedó ya inscrito en la historia del país a sangre y fuego.
Pero mire usted lo que pasó aquel ya día viejo del 30 de enero del 2012. Calderón viajó a Guadalajara para anunciar el proyecto Ciudad Creativa Digital. Hablaba sobre las bondades del proyecto, cuando un hombre joven, de nombre Tonatiuh Moreno, lanzó estas preguntas: “¿Cuántos muertos faltan? ¿A dónde irás a vivir cuando termine tu gobierno?”
Aunque el par de preguntas interrumpieron el discurso que daba Calderón, este tuvo el temple adecuado para responder y aún ganarse a la audiencia que lo escuchaba, que se puso de pie para aplaudirlo.
¿Qué dijo Calderón a Moreno? “Tranquilo”, conminó al increpante, y añadió que posiblemente viviría en Guadalajara al término de su sexenio.
Aludió a Moreno como un “amigo” y explicó: “Las muertes que hay en el país, son por las organizaciones criminales. Organizaciones criminales que están reclutando jóvenes como tú o como muchos otros, para las adicciones, para sus bandas criminales, para matar a otros jóvenes”.
Fue a más: “y si tú u otros pretenden que el Gobierno mexicano, mi Gobierno, se quede cruzado de brazos, viendo cómo atentan contra los jóvenes de México, viendo cómo secuestran, viendo cómo extorsionan, están muy equivocados”. El público en la sala aplaudió de pie al entonces presidente.
“Déjame explicarte, porque es muy fácil en un país y en un Gobierno como el mío, que ha respetado como ningún otro la libertad de expresión y que permite que tú te pares, grites, vociferes o dialogues. Yo prefiero que dialoguemos, mi estimado.
Por supuesto, ha sido un Gobierno abierto, totalmente abierto.
De una vez platicamos, mi estimado. No necesitas gritar en mi Gobierno. Necesitas hablar. Y yo lo único que les pido es que razonen, por lo menos, pongan argumentos en lugar de gritos. Es lo único que pido a quienes me critican y que dejen a un lado los insultos.
Y además, vuelvo al tema. No, mi amigo. No se trata de una violencia que haya generado mi Gobierno. Se trata de una violencia de bandas criminales que han tratado de apoderarse de la sociedad.
Y por esa actitud, como la tuya o de la quienes te mueven, de decir que el Gobierno no se meta con los criminales, los criminales se fueron apoderando de grandes ciudades, de grandes poblados y de estados completos del país.
Por esa razón, por creer que el Gobierno no se debe de meter, porque creer que el Gobierno es el que genera la violencia. No”.
Ya adueñado de la escena, Calderón prosiguió:
“La violencia la generan quienes con las armas están buscando dominarnos e imponernos su ley. Y no. Aquí, la ley no es ni del Chapo, ni de Los Zetas, ni del Golfo. Aquí, la ley es la que nos damos los mexicanos, y no permitiremos que otra ley se imponga sobre la ley de los mexicanos.
Ellos son los que con sus armas están queriendo aprovecharse y quedarse con las rentas de la gente, y por eso extorsionan, y por eso secuestran, y por eso cobran derecho de piso”.
Fue todavía más lejos: “Y lo que más quisieran los criminales, es un Gobierno como el que tú reclamas, un Gobierno que no se meta con ellos.
Yo no digo que tú vengas a defender los intereses de ellos. Lo que sí te digo es que quienes pretenden que el Gobierno se quede cruzado de brazos, no defienda a la gente, y que los criminales hagan lo que se les dé la gana con la gente, están muy equivocados”.
Remató Calderón así su respuesta a Moreno: “A lo mejor viene otro Presidente y a lo mejor sí hace exactamente lo que tú quieres. Que no se metan, se va a quedar sentadito, calladito, volteando para otro lado. Pero pensar que eso va a acabar con la violencia o con la criminalidad, es una ingenuidad. Se dice de otra manera en mi tierra, pero estamos en público”, selló. Sin comentarios adicionales.
Roberto Cienfuegos J.
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@RoCienfuegos1