Coyolxauhqui, la Diosa Eterna

Esta semana, ayer martes para precisar, se cumplieron 45 años de la nueva vida de Coyolxauhqui, la Diosa de la Luna,

detectada un 21 de febrero del año 1978 en la Esquina de Argentina y Guatemala, en un hallazgo que no por casual resultó menos portentoso y que dio lugar en el Centro Histórico de la Ciudad de México al nacimiento del denominado Proyecto del Templo Mayor, bajo la coordinación entonces e inicial del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, recién galardonado con el Premio Princesa de Asturias en el área de Ciencias Sociales por su extensa y vigorosa trayectoria.

Este hecho, emblemático de la cultura meshica, fue recordado precisamente por Matos Moctezuma en una charla para este espacio en coincidencia con los 45 años de la súbita aparición de Coyolxauhqui, desmembrada por su hermano Huitzilopochtli, el Dios de la Guerra, en el cerro del Coatepétl. La escultura de esta diosa eterna, con un peso de casi ocho toneladas y un diámetro de poco más de tres metros, detonó el proyecto Templo Mayor.

El arqueólogo recordó cómo la madrugada del 21 de febrero de hace 45 años fue vista de repente y por vez primera esta monumental escultura cuando obreros de la ahora extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro trabajaban para colocar una serie de cables.

Lo más asombroso, considera Matos Moctezuma, algo además “muy importante,” es cómo en lugar de colocar los cables, los obreros electricistas detuvieron el trabajo y dieron aviso al Instituto Nacional de Antropología e Historia.  Esto es realmente una actitud loable, apunta nuestro entrevistado, en una segunda charla periodística con Matos Moctezuma sobre este tema luego de la primera hecha por quien esto escribe a propósito de su tesis de Licenciatura “El Templo Mayor, Huellas de una Presencia” en la UNAM, presentada en 1985.

Tras este descubrimiento, se puso en marcha el Proyecto Templo Mayor que a la fecha sigue y continúa adelante con sus investigaciones, lo que para Matos Moctezuma constituye “un motivo de mucho orgullo para quienes formamos parte de este trabajo arqueológico” en pleno corazón de la antigua México-Tenochtitlán.

También juzga como algo muy importante la difusión que siguió al hallazgo. Refirió que a la fecha suman unas mil 300 publicaciones de todo tipo, entre libros, artículos, catálogos, reseñas, en fin. “Esto creo que es un enorme logro del Proyecto Templo Mayor que está hoy en manos del doctor Leonardo López Luján”, expone.

Matos Moctezuma subraya que también prosiguen los trabajos de arqueología urbana, que él mismo instauró allá por 1991 con motivo de que la Catedral de México estaba sufriendo cuarteaduras en sus muros, provocadas éstas por el hundimiento de la capital mexicana.

Recuerda, como se sabe, que todo el Centro de la Ciudad de México se ha ido hundiendo desde hace siglos, por lo que ingenieros intervinieron para aplicar un sistema que permitió la excavación de grandes pozos, entre 37 y 38, a lo largo y ancho de la Catedral y que los ingenieros denominaron lumbreras.

Para sorpresa de muchos, dijo Matos Moctezuma, se encontró debajo de la Catedral un pequeño asentamiento tolteca, lo que hizo ver que había mucho, antes incluso de Tenochtitlan.

El trabajo fue multidisciplinario porque vinculó a geólogos, biólogos, químicos, arqueólogos, e historiadores, en lo que al paso de estos 45 años, ha permitido obtener una información muy rica no sólo de los meshicas, sino de otros pueblos cuyos objetos fueron encontrados en las ofrendas del Templo Mayor.

A sus 82 años, Matos Moctezuma invita a “seguir adelante” y continuar publicando, y dictando conferencias. Refirió que como parte de estos esfuerzos, en los próximos meses México enviará a París una exposición del Templo Mayor, un trabajo en el que él mismo recibió el encargo de escribir sobre el Recinto Sagrado del Templo Mayor, donde había hasta 78 edificios.

Matos Moctezuma destaca además, la participación en esta exposición del doctor López Luján, actual titular del Museo Templo Mayor.

En un tweet a propósito de estos 45 años del hallazgo de la Coyolxauhqui, el propio López Luján, informó que por vez primera se darán a conocer los ornamentos de oro de la Diosa de la Luna, recién descubiertos al pie de la pirámide principal de Tenochtitlan. Se trata, agregó, de un tesoro patrimonial de todos los mexicanos con más de medio milenio de antigüedad.

Para Matos Moctezuma, el haber coordinado los primeros trabajos del denominado Proyecto Templo Mayor significó mucho y en prácticamente todos los aspectos de su vida, me contó en aquella primera entrevista de 1985. “Como profesional de la arqueología fue un proyecto que permitió plantearlo en toda su problemática y llevarlo a la práctica”. Más aún, admitió entonces, cuando “es muy difícil dentro de una ciudad plantear una investigación arqueológica por el mismo medio urbano”, pero esta vez hubo la oportunidad de hacer un verdadero proyecto general, desde su principio hasta su fin. Por ello significó mucho para mí, porque desde el punto de vista arqueológico aportó nuevos elementos”.

Desde el ángulo personal, resumió Matos Moctezuma, “me gustó porque fue uno de los pocos casos en que la gente logró entender qué es una investigación arqueológica”, un genuino privilegio y un gran compromiso para un profesional de la arqueología como Matos Moctezuma. ¡Enhorabuena!

Roberto Cienfuegos J.

@RoCienfuegos1