Sorpresas que da la vida

Se insiste, una, otra y una vez, que las próximas elecciones presidenciales del dos de junio en México, tienen nombre

y apellido. El pronóstico, aun y cuando pudiera ser acertado, desacredita en algún grado la importancia de la participación electoral ciudadana, el juego de las emociones de último momento y el elemento sorpresa. Es más, y hay evidencias de esto, bien sabemos que en política nada está escrito para siempre. Vaya y vea por ejemplo, lo cito porque es reciente, lo ocurrido en Argentina con Javier Milei, el ultraderechista que se impuso en las últimas elecciones del país sudamericano, donde pudieron más el ansia de un cambio y el hastío del peronismo, y más casi seguramente del kirchnerismo.

Y aunque en México se insiste en que el “arroz ya se coció”, aun habrá que mirar lo que ocurre el dos de junio, cuando casi 100 millones de cocineros facultados para el guiso final, tendrán la decisión final de alistar el plato para los seis siguientes años.

Esto, de otra forma si se quiere, lo acaba de exponer la denominada plataforma Saber Votar, cuyo titular Guillermo Torres Quiroz, resume el entorno de la cocina nacional como la conjunción de tres ingredientes críticos a saber: el papel del crimen organizado, la elección de Estado y el juego de emociones, esto último un elemento siempre clave el propio día de la jornada electoral, algo similar a lo que denominamos sazón.

Según Torres Quiroz, “se ha generado la idea de que la elección ya está resuelta, pero en realidad se decide hasta el 2 de junio”, un punto en el que coincidimos.

Añade la posibilidad -nada descartable por lo demás- de que se registre una participación del 70 por ciento del padrón electoral, como ocurrió en la elección de Ernesto Zedillo Ponce de León, en agosto de 1994, hace tres décadas en circunstancias dramáticas por lo demás para México, y marcadas por la debacle devaluatoria, el alzamiento zapatista y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI en ese momento.

 En otras circunstancias del país, Torres Quiroz anticipa -según una nota de El Universal- que “No hay ni crimen organizado, ni elecciones de Estado que aguante a más de 70 millones de personas yendo a las calles para votar”.

Entre los posibles escenarios por la elección del dos de junio, Torres Quiroz advierte una eventual distancia del 10 por ciento, lo que eliminaría prácticamente el argumento del fraude para acentuar la enorme frustración del derrotado.

Un empate técnico, definido por una diferencia menor de 3%, que generaría de inmediato un conflicto postelectoral y dependerá del perdedor, la dinámica de la narrativa.

Habría que echar un vistazo a esta plataforma digital, que deja ver la posibilidad de que ocurra lo que para muchos hoy se anuncia impensable, pero que trae apurados a muchos cocineros. Así que en política nada está escrito y menos para siempre, o como dijo Rubén Blades, la vida siempre nos da sorpresas.

Roberto Cienfuegos J.

@RoCienfuegos1