El anuncio del ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, cobijado por Morena
y el presidente Andrés Manuel López Obrador, para emprender un juicio político contra la hoy titular del máximo tribunal de justicia del país, Norma Lucía Piña Hernández, resulta de manera evidente la más dura embestida en contra de la magistrada, convertida en un baluarte, quizá el último, de la constitucionalidad del país. Se trata además, del peor embate contra el poder judicial, que el inquilino de Palacio Nacional considera podrido, y al que quiere convertir en un apéndice más de su creciente poder, aún éste se encuentre formalmente pronto a fenecer.
Desde su inesperado ascenso en la tercera ronda de votación, donde logró seis de los 11 votos posibles, al máximo cargo de la SCJN en enero del 2023, Piña Hernández resultó incómoda y aun indeseable para el poder presidencial, que inicialmente barajó dos opciones distintas para hacerse del tercer poder, el único que le resta. Una, la fallida extensión del mandato por dos años del hoy ex ministro convertido en activista del movimiento político en el poder, y dos, el fracaso de última hora de la ministra Yasmin Esquivel, para presidir el máximo tribunal del país. Esto último como consecuencia de la denuncia del académico, investigador y maestro universitario, Guillermo Sheridan, sobre un presunto plagio de la tesis de licenciatura de la ministra Esquivel.
“Reconozco la determinación por romper lo que parecía un inaccesible techo de cristal”, dijo Piña Hernández al conocer la decisión de sus pares de convertirla en la primera mujer en la historia de México que encabeza el máximo tribunal del país, un hecho histórico, pero que ha concitado la artillería pesada desde Palacio Nacional. Esto al margen de que Piña Hernández suma una carrera judicial de 34 años y forma parte de la SCJN hace dos lustros.
Considerada por quienes la conocen como una mujer inteligente y sensible, Piña Hernández ha resultado en los casi 16 meses al frente de la SCJN el principal contrapeso de López Obrador, cuyos dardos no se han hecho esperar. Un recuento de las posturas de Piña Hernández revela que en su mayoría éstas han sido adversas para el gobierno de López Obrador, con excepción de la política de militarización y un par más.
López Obrador, quien ha manifestado su total respaldo al ex ministro Zaldívar en el asunto de la investigación que ordenó Piña Hernández por presunta corrupción mientras estuvo al frente del supremo tribunal, seguramente apoyará el juicio político de la titular del poder judicial, que de prosperar en la cámara de diputados, podría conducirla fuera de su cargo. ¿Se llegará a tanto? Es probable. Sería un retiro a la mala, pero una gran victoria para el desahogo presidencial, y una advertencia de lo que viene y se está dispuesto a hacer.
Roberto Cienfuegos J.
@RoCienfuegos1