Una vez que la “Marea Rosa” arrebató ayer domingo el Zócalo al presidente López Obrador por la mañana,
pese al premeditado plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y aún a una rara contingencia ambiental de domingo, el debate entre el candidato Jorge Álvarez Máynez y sus adversarias por la presidencia de México, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, fue engullido, o devorado por la magna concentración en el corazón político del país, que se extendió a otras ciudades dentro y fuera de México.
De nueva cuenta, Álvarez Máynez ratificó su papel de esquirol al lanzar sus dardos más letales contra la candidata Gálvez. En contraste apenas rozó a la candidata Sheinbaum. Claro, se ahorró de plano cualquier magulladura contra el progenitor de la Cuarta Transformación, el presidente López Obrador. Así, Álvarez Máynez cumplió la tarea que le tiene encomendada su patrón, Dante Delgado Rannauro, quien seguramente sigue haciendo cuentas de los puntos que logre embucharse para posicionar a Movimiento Ciudadano, y sobre la factura que pronto pasará a ventanilla, una que previsiblemente quiere acrecentar a un punto máximo.
Álvarez Máynez sabe que tiene todo por ganar y nada qué perder, con lo que navega en aguas mansas, al compas de las olas que le marquen. Por eso nada le apura ni le acongoja. Él y sus patrocinadores apuestan al ganar-ganar. Qué fácil así. El tiempo lo revelará con meridiana claridad.
Sheinbaum ratificó lo que ya sabemos desde el 2018. Nada nuevo bajo el sol. La mayor parte del debate aludió, defendió y puso incluso por encima de sí misma, el “legado” de López Obrador. No hay duda que Sheinbaum es la mejor alumna de la 4T. Promete y se compromete a seguir la ruta trazada desde Palacio Nacional, a poner el segundo piso y a más de lo mismo que hemos visto en los últimos años, con todo y muchos saldos negativos en áreas críticas incluso. Aunque es la abanderada presidencial de Morena, los verdes y los del trabajo, no la conocemos en verdad, no al menos hasta esta etapa. De tal suerte que los votantes por ella lo harán más bien siguiendo la ruta de López Obrador. Quizá después, ya asegurada, Sheinbaum se rebele y revele su verdadera identidad en el caso de que gane el dos de junio. Es posible por ello que en la elección de junio próximo los votantes que la favorezcan decidirán por una auténtica “tapada”, diferente por supuesto de lo que era posible conocer a los “tapados” durante la hegemonía priista. Si se confirman las encuestas -cosa aún por ver- es probable que se elija un enigma. ¿Ya habrán examinado esto los votantes? ¿Será suficiente para ganar una elección presidencial? En pocas palabras, Sheinbaum se recargó me parece que excesivamente en López Obrador al grado de renunciar prácticamente a proyectar sus propias ideas, estrategias y concepciones. Ya se verá el resultado.
En tanto, anoche Gálvez tampoco fue contundente. Quiso en diversos momentos propinar algunas estocadas, pero sin el tino suficiente. La revelación de una investigación presuntamente en curso en Estados Unidos en torno al trafique de combustibles que involucraría al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, rasgó el ritmo enunciativo del debate. Los señalamientos en torno a las creencias religiosas de Sheinbaum durante su visita al Papa Francisco, fue otro momento. Sheinbaum guardó silencio al respecto.
Creo que esta vez Gálvez quedó a deber una vez más. Por supuesto que se esperaba mucho más de ella en este tercer y último debate por la presidencia.
El formato poco ayudó de nueva cuenta e hizo obligado que tanto Álvarez Máynez, como las dos aspirantes presidenciales, se pronunciaran de manera meramente enunciativa.
La concentración matutina de Gálvez en el Zócalo devoró el debate final. Queda por ver el cierre de Sheinbaum en el Zócalo el próximo día 29 cuando -puede anticiparse- no habrá vallas que aíslen al presidente -progenitor de la 4T, ni mucho menos tablados de la CNTE.
Se acerca pues, de manera rauda, el dos de junio. Vayamos a votar, cumplamos por México esta nuestra tarea ciudadana.
@RoCienfuegos1