UN HOMBRO DONDE LLORAR, REDUCE EL LLANTO
Estamos cosechando un descontento social, que ya no sólo nos empobrece como seres pensantes, sino que también nos hace más violentos e inhumanos. Deberíamos estimular otros caminos más liberadores y equitativos, donde no hubiese tanto sentimiento de superioridad, y en su lugar, renaciese un mayor esfuerzo por servir a ese bien colectivo del que todos hemos de formar parte. A veces los tributos son injustos y los amos crueles.