Hoy más que nunca necesitamos hazañas conjuntas para rescatarnos unos a otros de las muchas cruces impuestas en el diario de nuestra vida, puesto que ha de ser todo más armónico, para poder reflexionar y hacer memoria. Si no se camina en armonía, si no se respeta al análogo, difícilmente vamos a poder construir algo. Es evidente que no se comprende nada de lo que somos sin hacer historia. Realmente es lo que nos orienta. En buena lógica, somos lo que día a día tejemos cada cual consigo mismo y junto a los demás. Bajo esta dimensión de la memoria es importante que recapitulemos con ojos mediadores, hacia la realización de un mundo más sensible, donde nadie quede excluido. En este contexto, tampoco se puede comprender, las singularidades destructivas de algunas gentes, que en lugar de propiciar sosiego, discriminan y siembran el terror.