Opinión

En estos días pude escuchar dos discursos magníficos. Uno de ellos de Beatriz Paredes en el Senado de la República, el otro del joven Presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle también en tribuna.

Por desgracia no hay buenas cuentas, y por consecuencia lo único que podemos señalar son las malas noticias para todos los mexicanos que azorados observamos la forma en que se destruye lo que durante mucho tiempo hemos construido,

Sé que el tema de la opacidad no le preocupa al Presidente de México, lleva mucho con el mantra de que él y sólo él es transparente, incorruptible. Será muy difícil convencer de que no es así, basta con leer la línea de tiempo y la discursiva para comprobar la facilidad con la que ha dilapidado su bono.