Opinión

Por desgracia para este país no terminan los problemas. Hasta ahora los mexicanos nos hemos convertido en equilibristas del desasosiego a causa de los dislates presidenciales, pero sobre todo, de la forma en que Andrés Manuel López Obrador trata de minimizar las amenazas que se ciernen en torno a los hombres y mujeres de todas las latitudes del país por causa de sus desatinos mañaneros.

Lo he dicho y lo sostengo, "engancharse" a lo que "vomitan" las redes sociales cuando de ataques 9 descalificaciones se trata es someter a la autoestima a baños de estiércol y no veo por qué alguien querría una 'coproterapia'.

Antes de escribir estas líneas me pregunté si tiene algún sentido hacerlo. Más allá del compromiso de emborronarlas para su publicación calendárica y aún de la necesidad, asociada con un placer intrínseco de redactarlas, la motivación de escribir esto radica en compartir información sobre hechos y/o fenómenos cotidianos que nos impactan a millones de mexicanos en forma cotidiana. No debería hacer falta, pero en medio de un país polarizado,

Desde candidato, durante su campaña de años y luego protestando como presidente, amlo prometió no usar a la fuerza pública contra la población, le llama “pueblo sabio”. Ya van dos eventos ilustrativos de lo contrario, uno,