Opinión

Viene ahora el tiempo de los dimes y diretes, del yo no fui, del sí tu fuiste, del a mí que me esculquen, del yo no sé nada, del soy inocente, o del todo es parte de un complot, del todo se reduce a una vendetta o simple y llanamente a una vulgar persecución en busca de una urgente resurrección. ¿Y la justicia, apá? Bien, gracias. Otra vez será.

La corrupción es un mal que aqueja a todas las sociedades del orbe. Ninguna, por más desarrollada, civilizada o transparente que sea, carece de ella. Quizá se presenta con menor frecuencia, pero innegablemente existe. Considero que es la perversión de los valores del ser humano, que lo alejan de su esencia racional, de los valores éticos, de la legalidad y, consecuentemente, de la sociabilidad. 

¿Cuántos amigos, amigas, cuates, cuatas, compadres y comadres del licenciado López Obrador trabajan en el gobierno de la 4T?