El diálogo  sincero es vital para fomentar otro espíritu más sensible, con aquellos que han sido privados de sus derechos fundamentales, sin clemencia alguna”.

“Afianzarse como familia irradia un horizonte despejado, al saber acompasarse y acompañarse, de vivos tonos y timbres, para no morir de frío y poder florecer desvivido por vivir”.

No podemos ser esclavos de la época ni del tiempo, necesitamos un periodo de reflexión permanente para fortalecer el alma y el cuerpo, sometidos cada

“Hacen falta gobiernos que aglutinen líderes éticos, pero también gobernados que se afanen en la búsqueda de la verdad y en el amparo para todos”.

Sí gobernarse uno a sí mismo tiene sus dificultades, regir el mundo es un cometido grande, que exige un amor de servicio permanente y de

“Nuestra propia realización humana, únicamente se entiende haciendo familia, reconstruyendo espacios de amistad”.

“Precisamos equilibrar el poder entre hombres y mujeres, pero también estabilizar entornos y dulcificar actitudes”.

Somos seres en camino. Necesitamos trascender, sentirnos en movimiento, confluir sendas, reencontrar espacios, peregrinar por este mundo que es de

“Sin mano tendida/extendida y corazón dado/entregado, no habrá cercanía de pulsos”.

Por unas situaciones u otras nos hallamos viviendo contextos de emergencia, aislamiento y dolor. Estas vivencias, por un lado, han de impulsarnos a reconocer nuestra debilidad; y, por el otro,