Opinión

La cuestión no es si sea o no viable medir la felicidad de un país y en su caso, ¿cómo hacerlo o cuál es el método más aceptado y por ende el indicador? La pregunta es si este debate debe darse en los tiempos que corren. Tiempos donde lo que le preocupa a una sociedad son dos cosas elementales, primero; no enfermarse o si se está enfermo salir airoso, y segundo; ¿cuáles son las medidas para afrontar las consecuencias de una crisis económica no vista desde hace al menos 88 años?