Opinión

Es probable que el hecho que a continuación refiero esté asociado con aquella cándida frase de “volarse la barda”, una expresión muy ligada al béisbol, el llamado rey de los deportes y por el que nuestro presidente experimenta una gran afición. ¿A qué aludo? Al intento –ojalá y allí quede- de la Secretaría de Economía de cancelar los arrendamientos de numerosos equipos de cómputo que utilizan los empleados de esa dependencia federal con el argumento de la austeridad. Eso sí que sería volarse la barda.

Desde la etapa de la Ilustración en Europa los pensadores como John Locke, Juan Jacobo Rousseau, entre otros, quienes vivieron en carne propia la Monarquía. El primero en Reino Unido, y el segundo la Monarquía absoluta en Francia, ambos coincidían en señalar en sus obras académicas, que el poder no lo podía detentar una sola persona, es decir, el Rey tenía la facultad de expedir leyes, impartir justicia y administrar al gobierno,

Sin lugar a dudas no hay buenas noticias, y lo peor es que tampoco existen certezas. La confianza comienza a desaparecer y sin remedio se convertirá en algo inalcanzable para el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

No es un viaje a Disney, se trata de una visita que se inscribe en el dramatismo de dos personajes que necesitan con urgencia buenas noticias para sus respectivos proyectos, la foto no es si AMLO se puso cubrebocas en el avión o si se aplicó la prueba del covid-19. Estamos frente a un capítulo más de la tortuosa relación entre México y Estados Unidos.

No podemos ser tan ingenuos. En plena pandemia y con dos mandatarios que se rebelan a cumplir con los protocolos sanitarios, con un proceso ya abierto electoral en Estados Unidos y con una declaración de amlo de que evitará tratar asuntos “espinosos” con Trump, nos hacen creer, quieren

Desconozco cuanto tendré que pagarle al señor Andrés Manuel López Obrador con esa ocurrencia que tuvo hace unos días en el sentido de que los medios de comunicación se dedican a criticarlo porque son un negocio y tienen que pagar impuestos por ello. 

El derecho a disentir no tiene cabida en el equipo de la 4T. A partir de la máxima “estás conmigo o contra mí”, invocada por el inquilino de Palacio a partir del imperativo para ubicarse en el lado liberal o en la trinchera conservadora, se desparramó, sí, desparramó como una orden para aplicar la austeridad franciscana guste o no.