Opinión

La masacre en un centro de rehabilitación en Guanajuato, con un saldo hasta la víspera de 26 muertos, entre ellos jóvenes y aún menores de edad, habla por sí sola del clima de violencia criminal que estremece a México y pareció una estocada, calculada o no, al discurso presidencial en el recinto parlamentario del Palacio Nacional para conmemorar los dos años de un triunfo inobjetable y contundente que se perfila, de manera paradójica y harto preocupante, en una desgracia nacional.

Lo que son las cosas de la vida, ahora con la entrada en operación del T-MEC (Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá), que coincide con la llegada de lo que bautizaron como 4T al gobierno federal, resulta que se tiene que acudir a Washington para dar el beneplácito a un tratado de origen neoliberal impulsado por esos gobiernos que tanto se denostan en estos tiempos. ¡Realidad!.

En el discurso del poder ejecutivo nos ha machacado que la corrupción es el gran mal que aqueja a México, sin duda los tentáculos de ésta han penetrado todas las esferas del país. El discurso que la señala como la madre de todos los males también ha servido como lema y bandera de campaña, convence y tiene mucho de cierto y de verdad, ha minado a muchas instituciones, pero a pesar de ellos el país ha avanzado.

Sin lugar a dudas la personalidad de Andrés Manuel López Obrador ha sido analizada y estudiada por los especialistas del pensamiento y el comportamiento humano de todas las latitudes,

El COVID-19 sigue manteniendo con nerviosismo al mundo. Esfuerzos gubernamentales, organizaciones mundiales, universidades y centros especializados trabajan día y noche para encontrar vacunas y tratamientos eficientes que logren aminorar los síntomas y afecciones que provoca este coronavirus en los humanos.