Opinión

Y que se enoja Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I; hasta la barbilla le temblaba y aguzaba la mirada con ganas de despedazar al árbitro electoral. 

"Evidentemente, cabe insistir que la peor desgracia es invertir en armas porque, tarde o temprano, se van a utilizar para perderlo todo. La justicia se defiende con la mente y su sano juicio".