Opinión

Vivir en la incertidumbre es lo peor que le puede pasar a un país, a una sociedad. No saber el rumbo de su economía, de su bienestar, de sus proyectos, de su seguridad nacional, de su salud.

¿Podrá? ¿Querrá? ¿Le interesa? Surgen estas preguntas que me parecen esenciales en momentos en que México sufre, retrocede y, peor aún, se asoma a un horizonte nada halagüeño.

Sin lugar a dudas las cosas no le están saliendo bien al Presidente de la Republica Andres Manuel López Obrador, y eso es muy lamentable para los millones de mexicanos que pensaron que la esperanza que sembró durante años en casi todo el país se convertiría en una nueva realidad que les permitiera salir de los niveles de pobreza en que han pasado la mayor parte de su vida.

Esta semana el encierro ha terminado para mí, así como las Reflexiones de Cuarentena. Aún y cuando las afirmaciones de las autoridades de salud vayan en ese sentido, la realidad es que la pandemia no ha cedido, pero la situación impera que en el país y —particularmente— en nuestra Ciudad, requiere inevitablemente que las instituciones de impartición de justicia operen y funcionen al máximo de sus capacidades.