Opinión

Cuando desde la Presidencia de la República se minimizan los efectos de la pandemia, se justifican los yerros en el gobierno, se ocultan los evidentes hechos de corrupción, y todas las críticas se consideran ataques frontales contra el Presidente y su proyecto de transformación, se alimenta la irresponsabilidad de todos los servidores públicos a quienes les resulta fácil evadir sus obligaciones no rinden cuentas, para reaccionar igual que su jefe: culpando al pasado y denostando a quien los señala.

A qué nos lleva un rompimiento, una fractura, un distanciamiento e incluso una confrontación entre gobernadores? Absolutamente a un deterioro en el gobierno, un daño a la democracia y en extremo a un desconocimiento del pacto federal.

Para comenzar diré que el desastre de la pandemia está provocando muchas muertes que podrían haber evitado, pero eso es lo que menos le importa a quién por ahora dirige los destinos de este país. Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado a

Sin lugar a dudas si este país se disgrega o se fracciona, la culpa será de Andrés Manuel López Obrador. Así de simple la circunstancia que hoy vivimos en México a causa del exacerbado centralismo que ha venido instaurando el

Agradezco la serie de opiniones que me han hecho llegar en relación al tema abordado en el picotazo del día de ayer, con esos mexicanos que figuran como fantasmas por su nula calidad de vida, los pobres entre los pobres y que hoy se ven imposibilitados a “quedarse en casa” para no contagiarse.